Jueves a la noche y para cortar la semana nos esperaba un nuevo encuentro con el rock en Refugio Guernica. El show prometía ser diferente por dos motivos: por un lado, la realización del clásico ritual rockero sería un día que no era el fin de semana, y por el otro, se trataba de un acústico diferente. Santiago Aysine, cantante de Salta La Banca, tenía toda la intención de provocar los típicos gritos de sus fanáticos pero desde un rol más íntimo y cálido: sólo sería él, su guitarra y el público que estaba dispuesto a bancarlo, como siempre.
UNA GUITARRA Y NADA MÁS
Ya desde la puerta de Refugio Guernica se respiraba un aire de ansiedad mezclado con esa sensación de ‘reencuentro’, como cuando te cruzás con un amigo que hace años que no ves, te parás a saludar y te das cuenta que a pesar de los años, nada cambió.
Mucha gente joven, entusiasmada, ocupando cada rincón, expectantes de lo que iba a venir. Y finalmente llegó: a las 22.30hs, se prendieron las luces que darían inicio a un recital que duraría alrededor de dos horas.
Santiago Aysine agarró su guitarra, y sin necesidad de saludar, abrió el espectáculo con canciones que no tenían rumbo ya que la típica lista de temas, en este caso, no existió: salía lo que iba a salir, sin un plan previo. Esas fueron sus buenas noches.
La música fluyó entre gritos y saltos. Sonaron desde las típicas canciones de Salta la Banca hasta una variedad sinfín de melodías propias de otros cantantes: la Bersuit Vergarabat, Joaquín Sabina, Los Auténticos Decadentes, La Gran Piñata, la Mona Jiménez y hasta del gran Rodrigo Bueno. Mucho de todo en una misma noche.
SOMOS POCOS Y NOS CONOCEMOS MUCHO
La conexión que se genera entre el público y Santiago Aysine es única. No hizo falta mucho para que el acústico adquiriera una intensidad que duró hasta que terminó. Todos los que estaban presentes realmente querían estar ahí.
Ese ambiente de rock, cerveza y baile se creó entre todos, porque se sintió como un gran encuentro de amigos desconocidos pero que tenían algo en común: la pasión por este ritual en manos de Aysine.
Crónica realizada por Florencia Lanter, fotografías por Elizabet Kenny para www.delaviejaescuela.com
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