La banda liderada por Joaquín Levinton tocó en Club Paraguay el pasado viernes 4: los protegidos de Charly no reconocen el punto justo donde hay que frenar.
En el marco de la presentación de su nuevo disco “Renacimiento” y previo a su gira por Europa, la banda porteña nos regaló canciones nuevas como “Todo x nada”, “Decímelo de una”, “Malas decisiones” y “Voy dejando atrás” donde el maravilloso Joaquín Levinton nos hipnotizó con su voz y carisma, logrando despertar las almas de todos los que llenamos Club Paraguay para ver a la queridísima banda. Cantante, baterista, tecladista y bajista, todos impecables, emanando la clásica místicarockera de personajes propios de una historia musical increíble, que se sincroniza con lo mutuo y heterogéneo de su público emocionado, aquellos que los vieron nacer y crecer allá por el 95, al igual que los herederos de esta religión rockera, se entrelazaron para tratar de agradecerle a Turf todos los recuerdos musicalizados por ellos en forma de gritos, pogos y cánticos.
Los protegidos de Charly no reconocen el punto justo donde hay que frenar: todo su show fue un estallido constante entre los clásicos que nos emocionan haciéndonos sentir locos un poco nada más, pero sabíamos que ocultaban algo detrás: nos hicieron gritar y bailar con “Amor clasificado” en homenaje a nuestro amado Rodrigo Bueno creando en esa masa de gente, un sentir que mezcló el apego que tenemos de su rock con la pasión cuartetera.
La cercanía de los músicos con el público se sintió abstracta y literal, toda la banda respondía a los gritos devolviendo al público la serotonina que fueron a buscar. Joaquín sé subió varias veces al vallado y se sentía que miraba a cada uno de sus fans a los ojos deslumbrados por toda su excentricidad. Cuando ya no podíamos pedir más, la banda nos regaló “Yo no me quiero casar, y usted?”, para que nuestra epifanía se haga realidad: el pogo estalló como nunca y sé despidieron de su público de la mejor forma. Los fans de la amada Turf salimos cubiertos de la sangre sagrada como alguien que volvió a la vida, un agradecimiento enorme y una manija que nos hizo seguir la gira sin arrepentirnos ni pedir perdón.
Crónica realizada por Lucía Cabrera, fotografías a cargo de Eugenia Barrera, para www.delaviejaescuela.com
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