Todo Aparenta Normal presentó su nuevo disco en el teatro Vorterix.

Canción mata algoritmo” tuvo tu debut oficial en el teatro Vorterix, y como no podía ser de otra manera, estuvimos presentes, para traerte la cobertura de una noche para recordar.

A medida que el teatro se iba llenando, los visitantes nos acomodábamos y entrábamos en calor. Los artistas, sin embargo, se hacían esperar, lo que dio tiempo para apreciar el decorado cuasi-futurístico del escenario: finas pantallas de tela envolviendo, el trono del baterista, y tendidas, por ambos costados del techo hasta el piso.

Pasada la espera, nos recibieron las guitarras de Mariana Michi, junto a Tomás Bruges, ensambladas a la perfección en un dueto brillante. Este diálogo de cuerdas permitió disfrutar de una buena ración de folklore, condimentada con la voz gigantesca de ella, decorada por los punteos precisos y acolchonada por los arpegios de las seis cuerdas de Tomi. De toda esta vorágine de ideas se desprendían especias musicales con gustos sabrosísimos y completamente peculiares, tal como fue en el caso de “Ruidos Programados”. También salieron versiones y facetas de sus temas que sorprendieron.

Mariana, anunciando un caluroso agradecimiento, se despidió junto a Tomi, dejándonos listos para Todo Aparenta Normal. Entonces sumergieron de los costados las rastas y las vestimentas de corte oriental: ellos ya pisaban el escenario, sacando el aliento del público, que reiteraba, puesta en marcha: Todo Aparenta la puta que lo’ parió’, una y otra vez. ¡Dale Nico!, gritó la garganta de algún manijeado. Ya estaban todos en sus puestos. El rojo de Nicolás Alfieri relucía de cabeza —pasando por guitarra— a pies. Un sonido envolvente, aureolar, comenzó a escucharse. La introducción fue una auténtica “introducción”: un sintetizador, desplegando sus velas progresivamente, envueltas por el hálito del público expectante, partió al fin hacia los nuevos pagos de Todo Aparenta: destino “Canción mata algoritmo”, puerto “Placebo”. Este tema logra de alguna manera combinar los artífices rítmicos del techno en las guitarras con un temple tropical desde el teclado. “Salgamos al bosque libre de artificios” tal cual canta Nico. Inmediatamente, siguió “Kintsukuroi”, rompecabezas de canción, que si bien no puedo reparar cabalmente cómo sonó (para eso habrá que ir a escucharla la próxima fecha), sí puedo destacar los bends arábigos que Luca Barzán arrancó de su guitarra. Apenas dos tracks y el álbum entraba como patada ninja.

Nico se detuvo a dar las gracias y celebrar este primer encuentro, y al instante enunció: “Vamos a invocar al rayo”. Entonces impactó en todas las personas “Rayo”, quienes absorbían la lírica y por un efecto rebote replicaban al son de Nico “Quiero verte en libertad”. Por lo demás, ni hablar de la versatilidad de Todo Aparenta, banda que se ha aventurado por senderos poco transitados ya desde sus inicios, y en los últimos tiempos enriquece su repertorio, siempre guiados por el norte de reivindicar lo originario y lo analógico, en tiempos de algoritmos. Ejemplos de ello fueron “Figuras”, en cuyos arreglos se expresa el hábito ese que algunos tienen de hacer torsiones imposibles con la guitarra, exprimiendo las cromáticas, y también “Hemisferios”, que logra combinar un ritmo contundente, en vivo muy para el headbanging, con la ligereza del soul, que rumoreó por detrás de las púas.

Este aspecto tan peculiar de Todo Aparenta podría resumirse en una suerte de metáfora. Para el primerizo, le parecerá en las primeras escuchas que tiene ante su presencia una banda de rock sin más. Pero si presta el oído y escucha con atención, no tardará en dudar, sospechando que se le escapa algún detalle, y más aún cuando escuche “Jinete”, una premonición del indie actual, o cuando sus oídos naveguen por la creciente de “Como un Faro”. Atónito, el primerizo, creerá entonces que se le escapan mil detalles más, los cuales rompen desde el oído del espectador promedio hasta el patrón de Spotify.

Pero volvamos al Vorterix. Antes de pasar a aquellos temas que recién hablábamos, que ya han madurado con los años, los chicos de Todo Aparenta terminaron de estrenar su álbum con “Las agujas del reloj”, para el cual Nico nos recordaba a todos cómo proceder: bajen sus volúmenes, y canten susurrando, indicó. Para el cual, además, Luca lució una acústica de doce cuerdas, sacándole brillo a los regios arreglos de esta canción. Luego una decena de luces cayeron sobre aquel smokin colorado, atenuando el ambiente, en sincronía con Nico que cantaba y clamaba:

Apaguen las luces / ya no quiero ver / tanto fantasma”. El show cada vez se ponía “Más mejor”.

de donde proviene esa letra. Por último, cerraron con “Ya no puedo callármelo”, que hizo las veces de umbral para una seguidilla de temas más próximos al descontrol.

Pandora” desató el desorden, ya que caldeó un conjunto de empujones importante. A continuación, “Vivir los Colores” se llevó un pogazo apenas resonó el primer acorde. Por otro lado, “Calendario” dio lugar a Alexis Koleff para que introduzca un bajo medio funkero, pero sobre todo agitante, entremezclado con notas punzantes en las guitarras y un lindo solo, bien distorsionado. En paralelo, una escenografía muy bien cuidada estuvo constantemente al respaldo de la música, brindando visuales atrapantes, utilizando el recurso del triángulo, cuya punta desembocaba en Juan Pablo Alfieri como anillo al dedo. No por nada digo esto, sino porque él hace de su batería algo del orden geométrico, por así decir, hasta cuando tocan ritmos dispares como los de “La dicha de los Cobardes”, tema cuyo comienzo hace acordar, en una reminiscencia un poco jugada, a “Cosas Imposibles”, lo cual quizá da cuentas del legado ceratiano que lleva encima Todo Aparenta. También aparecieron, dentro de los tres lados, lunas sangrientas, y en otra ocasión, manos azuladas, como las de la tapa de “Para los Árboles”. Por supuesto, para explayar todo esto están mejor las fotos (eso sí, lo que se oía detrás de la luna, su noche oscura, era “Como un Faro”, y fue justamente “Calendario” el que envolvió al follaje de aquellos dedos, cuyo preludio de grillos, los de Todo Aparenta, decidieron prolongar en esta versión en vivo, parecido a cómo en Tool eligen finalizar su primer álbum, “Undertow”).

Ahora bien, antes dije precipitadamente que Mariana Michi se había despedido: despedido para volver, quise decir, ya que pasó a cantar junto a Nico “El piso es lava”, tan infaltable como “Berlín”, dos temas cargados con tanta gracia, que hacen bailar hasta al más durazno. Y cómo olvidar a “Traful”, cuya letra quedó en manos prácticamente de la gente:

Busco un muelle a mi soledad / en el ruido de la multitud / Veranada te traigo hasta acá / Y algo mío se quedó en Traful”.

clamaba, y no se podía distinguir si es que la cantaba Nico para ella, o ella para sí misma, o ella para él —sigo hablando de la gente, que ya a esta altura estaba, más que refugiada del frío por las paredes del teatro, transportada a un paisaje paradisíaco del Sur argentino, sumida en esta historia de nostalgia. Así es que fue concluyendo la fecha, entre los nuevos y los viejos, tocaron “Espejo” y desempolvaron “Agazapado” para un desenlace bien movido.

Lista de temas del show presentación del disco “Canción mata algoritmo”.

Junto a “De la vieja escuela”, concurrimos otra vez a este teatro que lleva más de una década ofreciendo un espacio y un sonido de máxima calidad. Esta vez, la supo aprovechar el equipo de Todo Aparenta Normal. La premiere de su más reciente trabajo, pues, tuvo el honor de haber sido allí en el Vorterix, y quedamos a la espera de próximas fechas.

Crónica realizada por Theo Gabriel Ortega Di Pietro, fotografías a cargo de María del Mar Copes, para www.delaviejaescuela.com

Compartir este artículo
%d