Otra gran visita internacional fue la de “The Flying Eyes”. El mítico hangar, hoy bautizado “Quilmes Garage”, vivió una jornada a puro stoner, rock valvular y lisérgico.
Estos norteamericanos amagaron un par de veces con tocar en nuestra ciudad; menos mal que se demoraron, ya que su lugar en estas tablas serranad fue el ideal para emprender el viaje que significa su música.
A simple escucha, The Flying Eyes es una mixtura entre los Doors y el stoner. Por supuesto, es mucho más complejo y delicioso que eso. Decir que la cabeza te explota al escuchar esos riffs, es poco.
Mientras Creedence le daba el gusto a los más antiguos en el escenario principal, los Flying Eyes deleitaron a las nuevas generaciones y los más despiertos con su buen rock, digno de compararse con los pioneros del género.
Crónica realizada por Carla Ortiz para www.delaviejaescuela.com
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