En Córdoba pudimos cerrar septiembre con un verdadero show de rock, esos que sólo pueden hacerlos los que saben en serio. The Cult regresó a nuestra ciudad luego de seis años para presentar su reciente disco “Hidden City”, lanzado el año pasado. Krakovia fue la plaza elegida para el tremendo show del pasado sábado 30 y la decisión fue más que acertada.
Recital tempranero, desde las 21hs los locales Lautremont encendieron el escenario con su rock lisérgico y alternativo, por tratar de clasificarlo de alguna forma. El dúo es una de las joyas de la música cordobesa por la originalidad de sonido y la energía de su propuesta musical. Aunque el show fue breve, impactó lo suficiente como para quedarnos con ganas de repetir la experiencia Lautremont.
Cabe destacar la variedad de público presente, aunque la mayoría fueron fieles seguidores desde los primeros años de la banda, mucha juventud contrastaba junto a algunos niños y familias completas que no se privaron de una noche de rock. Además, se notaba cierta alegría en el ambiente por el show que se estaba por vivir. Porque a pesar de creer o no en algunas cuestiones, los factores que hacen de un evento un buen momento son varios y una gran parte es esa energía que se percibe cuando entras al lugar de encuentro. La vibra fue buena desde el comienzo, todos predispuestos a pasar un buen momento.
Tal y como se anunció horas antes, The Cult subió a las tablas a las 22hs para dar una clase magistral de hard rock. Con todos los matices que abarcó la banda, el show de hora y media fue lo justo y necesario para volarnos la cabeza. Con la contundente presencia de Ian Astbury y Billy Duffy, los músicos abordaron el escenario de un minuto a otro: John Tempesta en la batería, Duffy a la viola -¿no era todo lo que necesitábamos? esos riffs del británico que te ponen los pelos de punta- Ian aferrándose al pie de su micrófono, Grant Fitzpatrick al bajo rápidamente y Damon Fox entre la segunda guitarra y los teclados.
El cancionero fue inaugurado con “Wild Flower” de “Electric”, disco que justamente está cumpliendo 30 años. Le continuó “Rain”, casi como una premonición a la madrugada donde Córdoba padeció una efímera lluvia. Otros clásicos como “Nirvana” y “Peace Dog” reconfirmaron la intacta esencia de esta mítica banda de hard rock con tintes góticos. Pero también sonaron nuevas canciones como “Dark Energy”, “Birds Of Paradise”, “Deeply Ordered Chaos”, algunas de las joyas de “Hidden City”.
En esta oportunidad, pudimos ver a un Ian Astbury estéticamente más cuidado que la vez anterior, pero con su presencia intacta y su característica voz retumbando por las paredes de Krakovia. Siempre agradeciendo y saludando a los presentes, aprovechó un par de ocasiones para retar a ese sector del público que no hacía más que grabar el show con sus celulares. Billy Duffy prácticamente es observado como una especia de prócer de la guitarra, el placer de escucharlo rockear no es fácil de superar. Además jugó por algunos segundos con esa pose que se inmortalizó en la portada del disco “Sonic Temple”. El detalle fue para aquellos exquisitos de los recuerdos.
El final del show fue la aplanadora de hits: “Sweet Soul Sister”, “She Sells Sanctuary” y “Fire Woman”. Aunque faltaron algunas de esas baladas ochentosas, el setlist fue reconfortable totalmente. Por supuesto “Love Removal Machine”, un rocanrroll salvaje, coronó la noche espectacular que se vivió. “No nos olviden porque nosotros no nos olvidaremos de ustedes” se expresó Billy Duffy. No te preocupes, Billy. Este show fue inolvidable.
Crónica Carla Ortíz, fotografías Dayana Olmos para www.delaviejaescuela.com

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