¿Te diste cuenta que volvimos a los 2000? Los recitales se vuelven algo difícil de organizar y presenciar como en el post-cromagnon, Okupas es furor nuevamente, y Sueño de Pescado mantiene viva la futbolización del rock. Los amigos en la vereda del local, con la cerveza o el fernet, las remeras de bandas que no son la que toca, pero es la misma hinchada. Cada remera es una camiseta. La selección, el rocanrol argentino.
No alcanza con ir, hay que alentar por el equipo que está tocando, llevar la bandera y hacer canciones en las que el nombre de la banda encaja con algún riff. Como pasó con “Carcelero”. Esta fue la segunda canción de una lista que arrancó, promediando las 21:00 horas del 21 de agosto de 2021, con su éxito “Mil pasos”. Pero antes que eso pasara, Club Paraguay era un buen bar del rock. Los Redondos, La Renga, Los Piojos y más bandas sonaban para las mesas, además de su ya mencionada presencia en indumentaria y banderas.
Una constante para esta banda es que suene Tchaikovsky antes de salir al escenario. Y como si de un maestro de orquesta se tratara, Manu Rodríguez guiaba al público. Marca el tempo y el momento en el que todos deben cantar: “ruge un rocanrol de las venas, del dolor, somos sangre de esta tierra, somo alma y corazón”. Ahí pasaba “Nube Negra”.
El recital siguió con “Mi cielo te dejé”, “Buscan”, “Fantasmas” y “Persigue mi andar”. Las canciones tenían la energía que el público deseaba de un recital desde que inició la pandemia. Incluso se puede ser mas especifico, la energía que la particular voz de Rodríguez da. Si se habla de esa energía en específico, tendríamos que ir al 20 de abril del 2018. La ultima vez que el pez nadó por estas aguas. Esa vez por el costado del Suquía en XL Abasto, 4 años mas tarde frente a La Cañada.
Parecía que se venía la siguiente canción, pero Manu interrumpió a ´Guachi´, el guitarrista, no podían seguir tocando si alguien en el público bostezaba. Con el espectador espabilado por el abucheo del público y con una bandera volando hacía el escenario, vuelve a empezar “Maquinado”. La fiesta sigue por largo rato. Luciano Manso sigue con la batería, presentando “Los años ligeros” mientras Manu lee las banderas, los viajes para llegar hasta el Club. Mendoza, La Pampa, Ushuaia, Junín, Tandil, por supuesto, Córdoba. Se podría usar el verso de Jóvenes Pordioseros: “No me arrepiento de haber venido hasta acá, de haber viajado para volverte a ver”.
En un interludio empezó lo inevitable, el momento por el que pasan todos los músicos en estos años no tan ligeros, remarcar lo importante de volver a tocar. Aunque habría una frase más adelante que serviría de complemento a la nostalgia de volver al escenario. Rodríguez después de haber cantado, presentando a su hija con el público, la dulce balada “Ojos ventanal”, “Sur desconocido” y “Peregrinos”; reconoció: “Toda mi vida soñé con tener una banda de rocanrol y que nos pase esto”. Les pasó y el público lo hizo saber coreando las que seguían. “Negrita”, el último tema del disco que estaban presentando. Aunque siendo honestos, esto ya no era presentar “La Palabra”, este show servía para volver a verlos, para volver a tocar en Córdoba. “Riña de gallos” en la que hubo una pausa total para que el público tome aire y cantar todos juntos “Estrella fugaz…”. Y la canción que, probablemente, sea la tesis de la banda, “Pude”, tanto musicalmente como en los temas que toca la letra. Es la canción para entender lo que Sueño de Pescado quiere transmitir.
Llegando al final piden el grito del público, y el bajista, Lagana, fue el encargado de puntuar. Un 9,50. Aprueba, es casi perfecto, pero todavía quedan un par de canciones en la lista para llegar a la excelencia. “Ladran Sancho”, “No probaste un buen dolor”, y la última de la lista. Dejaron la tarea fácil, había que llegar al 10 y el último tema fue “Las verdades”. Canción imposible de cantar sin que sea un 10 en euforia.
Cerca de las 23:00 ya era hora del fin, la banda tocó un reprise de “Mi corazón contra todo” mientras Manu invitaba a quedarse para El Club del Sodeado, la fiesta que seguía en Club Paraguay. Antes ya lo había adelantado, se viene la fiesta de la cumbia: “Aguante la cumbia, los rockeros son todos caretas” había dicho de forma sarcástica. Así pasó Sueño de Pescado en Club Paraguay dejando rock con vuelo en la ciudad.
Crónica a cargo de Santiago Mansilla, fotografías Franco Alonso para www.delaviejaescuela.com
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