Con un Quilmes Garage lleno, y cerca de las 23:30 horas, PEZ llenó de fiesta y rock progresivo el escenario. Franco Salvador, que horas antes habría acompañado a “Humo del Cairo” en el mismo escenario, está detrás de los parches, marcando el beat de canciones enérgicas, en ocasiones rapidísimas, en otras con un tinte stoner, más lentas y distorsionadas. El conjunto de Buenos Aires, que en 2015 ganó un premio Kónex como una de las bandas de rock más importantes de la última década, hizo cantar a todos con su música multifacética: pasa de beats hardcore rápidos a estilos más sincopados y funkys sin paradas intermedias.
Como si de una Festi-Pez de tratase, tocaron varios de sus clásicos, como Maestro Linya, 1986 y Pelea al horror, adelante de un público atrapado en la red psicodélica que PEZ genera en sus presentaciones en vivo.
El casi continuo rock entre el bajo de Gustavo “fósforo” García y los beats de Salvador en la batería, junto con la alternada distorsión y wah-wah de la guitarra de Ariel Minimal y los arreglos casi corales de las teclas de Juan Ravioli hacen del show de PEZ en un espectáculo para todo público: hay distorsión, hay power, hay psicodelia, velocidad, síncopas, power-chords. Lo que busques, PEZ lo ofrece.
Crónica realizada por Remigio Gonzalez para www.delaviejaescuela.com
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