Los Espíritus: “Noche lluviosa y psicodélica en Córdoba”

La gira “Sancocho” de Los Espíritus llegó a Studio Theater en su cuarta fecha, tras pasar por San
Luis, San Juan y Mendoza. En la noche cordobesa del 27 de noviembre, una noche lluviosa de un
día en el que Jimi Hendrix hubiese cumplido 79 años. Así que, quizás en honor a Jimi o quizás
para acompañar la lluvia, era una noche ideal para un poco de blues y psicodelia.
Es imposible no destacar el talento de los músicos de esta banda, pero hay algo más, algo que
no se podría explicar desde su virtuosismo, por lo menos no del todo ¿Cómo logra una banda
que la gente salte, poguee y cante con euforia temas tan tranquilos como Vamos a la Luna o
Noches de Verano? No debe haber una respuesta satisfactoria para esa pregunta, y de todos
modos esto es anticiparse al final del show, pero Los Espíritus lo logra.
La espera por la banda se extendió, llegando hasta la 1:00 A.M del día siguiente. En la previa
sonaba un poco de ese afro-blues que sirvió de influencia para el estilo del conjunto y los
aplausos del público que se intensifican apurando al conjunto para que salga. De repente se
podían escuchar guitarras que disonaban con la música, Prietto y Mactas probando. La música
grabada cae y la música en vivo arranca con el riff de Buscando la Luz mientras el telón se abre.

La lista del show:
https://open.spotify.com/playlist/5z3bGCR8HgwOOoDuqS0wWV
Hundidos en la música


Las dos guitarras se complementan perfectamente en el escenario. En algunas canciones no hay
relación entre lo que está sonando y los movimientos de las manos de Prietto o las de Mactas
por separado. Para poder entenderlo hay que prestar atención a los dos a la vez. Martín Ferbat
con su bajo dan ese golpe que hace vibrar el pecho de los presentes con cada nota que
acompaña la construcción. Santiago Córdoba y Felipe Correa hacen lo propio en el fondo del
escenario. La batería marca el ritmo mientras que las percusiones lo decoran y convierte el blues
en algo chamánico. Muchos ingredientes en consonancia y un estilo que referencia a toda
Latinoamérica y toda su ascendencia, lógico que esto se llamara Sancocho.
Es raro que Los Espíritus se detengan, algún que otro agradecimiento del cantante hacía el
público de por medio, pero en general es un “tema tras tema” y un despliegue del virtuosismo
ya aclarado en el párrafo anterior. Sí hubo una pausa cerca del final, antes de ella, tocaron cuatro
canciones que permiten a la banda llevar toda su psicodelia al extremo: Jesús Rima con Cruz,
Mina de Huesos¸ Mugre y Lo Echaron del Bar. Para que el público se quede bailando y
manijeando para cuando los músicos reaparezcan en el escenario y así hacer el bloque final.
Tranquilidad y euforia para el final
El final contó con cuatro canciones, las mencionadas Vamos a la Luna y Noches de Verano
tranquilas en su ritmo y eufóricas en su recepción. A ellas se les agregaron La Rueda Que Mueve
Al Mundo y Huracanes. En estas dos se entiende mas la euforia del público, son temas más
enérgicos. Después de 16 temas y una hora y media de show, los músicos hacen la clásica
despedida con reverencia al público, se dan las listas como regalo para el rockero que fue a ver
a una de sus bandas favoritas (si no la favorita). Y darle la mano a ese público que dio toda su
energía y todo su baile para una noche psicodélica que cerraba para algunos con una salida a la
lluvia de la madrugada cordobesa de las 2:30.

Crónica realizada por Santiago Mansilla, fotografías a cargo de Franco Alonso para www.delaviejaescuela.com

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