Dicen que lo último que se pierde es la esperanza, sin embargo tuvimos que esperar casi 10 años para poder tener nuevamente a La Renga “Esquivando Charcos” por los barrios porteños.
Se puede decir que la banda tuvo una larga gira por el interior del país y países limítrofes, en la cual también se dieron algunas dificultades para conseguir tocar en algunas ciudades -como la ya conocida suspensión del recital en San Juan a los pocos días de haberse anunciado-. Pero luego de una ida y vuelta entre la productora y el gobierno porteño, la razón que demoraba a la Renga llegó a su fin y hoy decimos que hubo Banquete en la Capital y finalmente pudimos “bailar en una pata”.
Fue tanta la euforia por ver a la banda oriunda de mataderos, que en menos de 24 horas ya se habían agotadas las entradas para los 2 primeros shows en la cancha del Club Huracán lo que derivó en el anuncio de un tercer y cuarto show: los días elegidos fueron el 29 de julio, 02, 05, y 09 de agosto.
Finalmente llego el día indicado, los corazones que no aguantan más y quieren salirse de sus pechos, los cánticos en las esquinas, las remeras en las calles, las banderas en las plazas, los micros que llegan de todas partes del país, algún que otro asado (donde se podía), las calles cortadas alrededor del estadio… Sí señores, hoy La Renga te invita a “morfar” de sus temas, a cantar, gritar, saltar, llorar y reír, hoy se puede decir “Bienvenidos al Banquete”
Pasadas las 21:30hs las luces del estadio se apagaron y se pudieron escuchar los primeros acordes de “Corazón Fugitivo”, tema encargado de poner a los más de 39.000 rengos a delirar; esos mismos que pudieron comprobar durante casi 3 horas que la felicidad existe y esta vez toca en la esquina de mi barrio. El siguiente tema en sonar fue “Nómades” para que luego “Chizzo” saludara a su público con un “Hola Buenos Aires. Tantos años… al fin. Ya parecíamos una banda extranjera”
La gran noche se fue completando entre grandes clásicos como “La balada del diablo y la muerte”, “En el baldío”, o “El viento que todo empuja”, pero también hubo tiempo para algunas perlitas como “Circo Romano”, “Estalla” y una gran versión de “El rito de los corazones sangrando” que generó uno de los grandes pogos de la noche.
Como todo gran banquete que se va acercando al final y “El final es en donde partí,” sólo quedó tiempo para pedir que por favor todos volviesen en paz a sus hogares e despedirse como a ellos les gusta: “Hablando de la libertad”, donde las gargantas hicieron un último esfuerzo para poder colaborar en los coros de uno de los himnos del Rock Nacional y por qué no, pensar un poco que las cosas pueden cambiar y que no tengamos que hablar nunca más de CENSURA si no de “Fiesta”, “Rock” y “amigos”, Hey Hey My My el Rock and Roll no morirá Jamás.
Cobertura Martin Cornejo, fotografías Natalia Cybuch para www.delaviejaescuela.com
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