Cuando Gaspar se acercó al borde del escenario para hablar con el público hubo una frase muy particular: “Gracias por ser la resistencia del rock”. Pero mas llama la atención lo que pasó en el final. La gente devolviendo ese agradecimiento, eso no es nada particular, es común en los recitales, pero en este caso había algo más. Aunque se intente, es difícil hablar de La Mono sin hablar de la figura del “indio” Solari. Mucha gente estaba ahí para ver a ese bendecido, ese heredero que Solari apadrinó con Los Fundamentalistas. Por un lado, un músico que agradece al público por ser la resistencia del rock, por el otro, un público que agradece al músico que mantiene vivo el espíritu de la banda mas convocante de la historia argentina.
Más curioso es pensar que La Mono tocó algunos temas de Los Redondos, “Luzbelito” y “El templo de Momo” por ejemplo. Curioso por lo indirecto que es el recorrido, hay que pasar de Patricio Rey, donde estuvo el Indio, a Los fundamentalistas, donde comparte banda con Gaspar Benegas y recién ahí se llega a La Mono. El espíritu de Los Redondos es algo tan grande que es capaz de poseer a quien se acerque y, en general, todos disfrutan de ello. Nadie lo ve ni quiere como algo del pasado, siempre vigente.
Lo de “Gracias por ser la resistencia…” fue después del sexto tema. Una lista que abrió rondando las 20:40 p.m. en Club Paraguay, con “Demoledor”. El bajista, Lucas Argomedo, salió con una remera de la propia banda, la misma que en la entrada vendían como merchandising. Ramiro López y Gaspar Benegas salieron los dos a tocar con remeras de Jimi Hendrix. Y aunque no se escuchen las remeras, Benegas hacía honor a quien llevaba en la suya con el solo de “Capitanes”.
Después del tercer tema “Diosa Natural” agradece a la gente por ir, por estar en esa fecha que era la tercera consecutiva que la banda daba. Antes habían estado en Río Cuarto, Villa María y al día siguiente tocaba ir a San Luis. Agenda cargada y la lista que seguía con “Hereje” y “Tierra y Cobre”. En esa segunda Gaspar, con total seriedad, pero bromeando dice “voy a cambiar de guitarra nomás para mostrar que tengo dos”. Sale la Les Paul y le alcanzan la Telecaster. Con ella en el escenario además tocaron “No te duermas” a la que mezclaron perfectamente con “Sueño de un Perdedor” haciendo de dos canciones una. Y, siguiendo con la indumentaria, Benegas iba con remera de Hendrix, pero un estilo de vestimenta que recordaba a Tom Morello. Gorra y camisa de jean. Además de la ropa, los solos que hizo entre estas dos canciones tenían el estilo del guitarrista de Rage Against The Machine. Con el scratch y sonidos que van mas allá de la digitación.
En la puesta en escena estaba la pantalla de fondo que mostraba “LA MONO” en letras rojas. Estuvo prendida casi todo el show, en la primera parte de la actuación tuvo su última aparición con “Somos Banderas”. Sale la Telecaster, sale el cartel de La Mono para ser reemplazado por una pantalla apagada.
“Yo esta canción no la puedo cantar, pero ustedes sí” dijo Benegas y conquistó. “Y mientras tanto el sol muere”, “Pabellón séptimo”, “Tsunami”, “El Templo de Momo” y “El arte del buen comer” para que el espíritu de Solari entre en el lugar. Y lo ya dicho, un público que se niega a que ese espíritu se pierda y ve en Gaspar a un elegido. Los redondos y el Indio como una institución mas que como una banda.
Una pausa larga y la banda que decide que tocar sobre una lista original que por cuestión de tiempo sufrió cambios. “Nos dijeron que tenemos determinado tiempo para tocar… no me tienten a quedarnos hasta las 5”. Siguieron con “De tu mano” que según la lista tendría que haber sido mucho antes, pero llegó sobre el final. La última de La Mono fue “Autodestrucción” a la que introdujeron como “un funk”.
Cuando ya llegaba la hora del final Gaspar reversiona una de las situaciones constantes de los recitales de rock. Irse, que la gente pida otra y reaparecer. El tiempo corría en contra por lo que eso se transformó en un “Podríamos hacer el chiste de irnos y que pidan otra, pero se acaba el tiempo, así que háganlo ahora”. Ante ese pedido del público, adelantado por el frontman, respondió: “esta es para que canten ustedes, el cantante está medio…”.
“Luzbelito y las sirenas” para cerrar esa noche. Ya terminado el show, los músicos saludaron al público, Gaspar tiró unas cuantas púas de recuerdo para los espectadores que seguían con esa ilusión de estar ante el heredero. Mostrándole a el que no solo el público es la resistencia del rock, debe haber músicos que representen para que esa resistencia prevalezca.
Crónica realizada por Santiago Mansilla, fotografías a cargo de Franco Alonso para www.delaviejaescuela.com
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