DIVIDIDOS: "Hizo arder la Falda"

Acostumbrados a ver a Divididos cerca de nuestras casas y trabajos, el pasado sábado 26 de marzo viajamos casi 70 kilómetros al norte de la provincia para ver a La Aplanadora del Rock. Divididos visitó La Falda luego de 26 años y la cita fue en el Anfiteatro Carlos Gardel, donde históricamente se realiza el Festival Nacional de Tango.
Ante unos 2000 fanáticos que colmaron la ciudad, Ricardo Mollo, Diego Arnedo y Catriel Ciavarella subieron a escena pasadas las 21:30, como estaba pactado según la producción.
Elefantes en Europa, Libre el Jabalí y Haciendo Cosas Raras fueron las canciones elegidas para comenzar la larga lista de clásicos. El público comenzó con su propio show de alegría con banderas y pogo, coreando cada verso. Porque la ida y vuelta entre la banda y el público siempre es el punto fuerte de los recitales.
Perro Funk, Qué tal y Salir a Asustar dieron la nota funk de la noche, con un impresionante solo de bajo de Diego Arnedo incluido, que preparó al público para estallar al canto de “El sábado pide un beso, besame! besame! besame!” cuando Divididos llegó a Sábado. Acto seguido, la banda bajo los decibeles con Dame un Limón, Brillo Triste de un Canchero, Spaghetti del Rock y Par Mil, cuando Ricardo Mollo se calzó la electroacústica.
Con la emoción a flor de piel, tanto por la pasión por Divididos como por las entrañables interpretaciones de sus canciones, los fanáticos cantaron con fervor El Arriero y Tatú Carreta, mientras algunas banderas argentinas recorrían las manos levantadas de la gente.
Luego de la clásica versión de Tengo de Sandro y Amapola del 66, Catriel se ausentó del escenario, en medio de la presentación de un invitado especial.
Alberto ‘Superman’ Troglio, baterista de Sumo desde 1984 hasta la muerte de Luca Prodan en 1987, subió a la batería ante la ovación del público. Lo cierto es que en 1986, Sumo visitó La Falda pero por problemas de organización y negligencias, el show nunca se concretó. Desde entonces, quedó la deuda que en la noche del sábado fue saldada con una histórica versión de Crua Chan.
Llegando ya al final del show, el power trío redobló la apuesta con demoledoras versiones de Paisano de Hurlingham, Paraguay, Sucio y Desprolijo -infaltable la esencia de Pappo– y Rasputín-finalizado con el ya habitual fuck you al ritmo de Hey Jude-.
Con el Anfiteatro colmado de gente cantando, El 38 y Ala Delta coronaron la velada. De frutilla de postre, y como siempre nos tiene acostumbrados, Divididos cerró su show con algo de Sumo, en este caso fue Next Week, que dejó en evidencia la eterna presencia de Luca, sobre todo en las sierras de Córdoba.
Para finalizar, Ricardo Mollo se bajó del escenario para entregarle una púa a cada uno de los que se la bancaron en la primera fila. Una de las tantas muestras de humildad de la noche.
Cada uno de los músicos se destacó en su instrumento: es evidente que el talento de Mollo en la guitarra lo posiciona entre los mejores guitarristas del país; Arnedo es como pocos, un bajista excepcional. La formula Mollo-Arnedo es inagotable, y sin ser la excepción, este show lo demostró una vez más. Luego de 12 años en la banda, Catriel sienta perfecto en Divididos, sin nada que envidiar de los ilustres bateristas que pasaron por el puesto, como Federico Gil Solá y Jorge Araujo.
Una vez más, Divididos dio cátedra de un estruendoso rock argentino para los cordobeses, sin pantallas ni efectos, sólo ellos tres con sus instrumentos, listos para volar cabezas y hacer de la velada, una noche inolvidable en La Falda.

Cobertura realizada por Carla Ortiz, fotografias Natalia Cybuch para www.delaviejaescuela.com

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