EL BORDO: “¡Y alegre o triste voy cantando!”

El Bordo metio fecha doble en Refugio Guernica, iniciando los festejos por sus 20 años de trayectoria.
Volvieron las noches de bufanda y desvelo en el abasto. Esas noches en que las huestes abrigadas buscan refugio en algún techo que les brinde calor y cerveza para calmar la sed.
Refugio Guernica volvió a recibir a esas huestes, en la primera de las dos fechas que tuvo a El Bordo como protagonista. La velada ya de por si se presumía especial, la banda volvió al escenario que los recibió por primera vez en nuestra ciudad, repasando canciones de sus tres primeros discos “Carnaval de las heridas” , “Un grito en el viento” y “En la vereda de enfrente”.
Minutos antes de la medianoche aparecieron Ale y compañía, para arremeter con los acordes de “En la vereda” y el frío pasó a ser un recuerdo. Con el logo de Nirvana impreso en el pecho, justo por detrás de la correa de su viola, Ale no paró ni un segundo y, cortito y al pie, “Quiero ver” y “De tanto en tanto” cerraron el triplete inicial.
Solo ahí tomó respiro para saludar a un Guernica colmado, recordando que El Bordo esté 2018 cumple 20 años, y que estas dos fechas eran una especie de festejo adelantado. Y como todo festejo merece recordar las raíces, los primeros pasos, y mucho más esas canciones olvidadas. “Arriba con mi corazón” y “Tipo nuevo”, de “Carnaval de las heridas”, son los primeros himnos de la banda que hacía mucho no escuchábamos.
Entre medio de esta catarata de viejas canciones, imposible no mechar algo de lo último. “El refugio” es de los mejores discos de la banda, y tiene cierta esencia que recuerda a las primeras épocas. “La libertad”, “El traje”, “Metafisica suburbana” y “Humano” sonaron también decorando la nostalgia y convidando un poco de lo nuevo.
“Cansado de ser” y “Volando” exploraron el costado más sensible y calmo de un show que hasta ese momento era pura furia. “A ver si cantamos, Captain Blue…. o Refugio guernica?”, tiro Ale haciendo alusión al antiguo nombre del local de Tillard 115. “Silbando una ilusión”, la que fue el primer impulso para que el bordo sea lo que hoy es, fue una de las que el público más esperaba y la que recibió también varias banderas. Pegada, “El grito” cumplio su rol de hit poguero y de tribuna con el coro “Dale dale el Bordo” acompañando el sonar de la armónica.
Se comenzaba a sentir la atmósfera del final, pero aun faltaba. El menor de los hermanos Kurz agradeció a la gente porque, sabiendo como están las cosas hoy en día, que hayan gastado el precio de una entrada es un privilegio para ellos como banda y , señalando su sien con su dedo índice sentenció: “La revolución está acá che!” y “La Patada” fue una verdadera vorágine.
Pasado el repaso por sus primeros años, el cierre fue una ensalada de todos sus discos. “Los perdidos”, “Instinto”, “Corazones olvidados” calentaron el campo para las dos clásicas del cierre. “Soñando despierto” y “El regreso” , ambas de “Yacanto” de 2007, que sirvieron como excusa para que Ale se arroje a la gente y cante con las manos que lo sostenían.
En la segunda fecha, repasaron sus discos de 2007 hasta acá, mezclando canciones de “Yacanto”, “Historias perdidas” y “Hermanos”.Comenzó el festejo de los 20 años de El Bordo, y más que nunca bailan su rocanrol.

Crónica realizada por Agustín Martinez, fotografías Martín Cornejo para www.delaviejaescuela.com

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