El micro del tour llegó al Luna Park a las 2 de la tarde aproximadamente. La temperatura en Capital Federal era bajísima y sin embargo, a esa hora, algunos adelantados ya se encontraban haciendo la fila para ingresar al show. Ese puesto al frente del vallado hay que ganárselo con sacrificio. Poco después nos llegaron fotos del Chino Moreno paseando en skate frente a ellos y firmando autógrafos, como es su costumbre. En su quinta visita al país, la banda decidió recorrer las calles de Buenos Aires y relajarse antes de tocar frente a un recinto prácticamente lleno, en la que sería la última fecha de la gira sudamericana de presentación de “Gore”, su más reciente trabajo discográfico. Irónicamente, de ese álbum, no incluyeron ningún tema en el setlist.
Los que íbamos a cubrir nos encontramos en el portón 7, sobre la calle Madero. Como siempre, los alrededores se poblaron de vendedores y puestos con merch no oficial, e incluso algunas promotoras pasaban ofreciendo vinilos de la banda. De a poco el ingreso se fue poblando de fotógrafos y cronistas que retiraban sus pulseras y pases. Las puertas habían abierto a las 19hs y la fila avanzaba rápidamente. Algunos pocos afortunados ganadores de los meet and greet, aguardaban impacientes con sus discos y cositas para ser firmadas y sacarse fotos con sus ídolos. También circulaban por ahí Corvata y Tery, de Carajo, y Andrés Giménez, quienes, a pesar de visitar el Luna a modo de espectadores, también posaron para las fotos con re buena predisposición.
“¿Vos te viniste desde Córdoba solo para cubrir?” me preguntaron varias veces algunos colegas. “Que manija! Que viaje! ¿Porque no te quedas a vivir acá directamente?” decían otros en la previa, mientras aguardábamos. De fondo sonaba Quicksand, la banda soporte, que a su vez es la banda alternativa del bajista Sergio Vega. Lamentablemente, no se nos permitió cubrir su recital, así que estuvimos un largo rato charlando. Muchos nos habíamos spoileado el show de Deftones viendo fotos y videos de los demás países para saber más o menos que hacer, así que la mayoría habíamos optado por un angular. “¿Querés probar con este lente?”, me habría ofrecido un colega minutos antes y yo lo acepté agradecido. El Chino se abalanza sobre la gente, les da la mano y canta con ellos. Todos sabíamos que esa era LA foto. “¿Para que medio estas?, ¿Que fue lo último que cubriste?, yo te conozco a vos de las redes!”, charlábamos mientras vivíamos en el ambiente ese nerviosismo y ansiedad tan agradable que sentimos cada vez que estamos por pasar al pit a retratar algún artista. “No se puede usar el Flash y son solo los tres primeros temas” nos avisan y, pasadas las 21:30hs, finalmente entramos.
Los fotógrafos éramos más o menos unos 20. Conocíamos el vallado del lugar, este es muy angosto. Aparte ahí también están los guardias de seguridad y equipos de sonido. El espacio era súper reducido. Comenzamos a circular hasta que no cupo más nadie. A cada uno le tocó un lugar y de ahí no podías moverte más ya que estábamos todos apretujados, inmóviles. Yo quedé del lado izquierdo del escenario, entre dos retornos, justo al frente del guitarrista Stephen Carpenter. Era imposible cambiar un lente, o abrir el bolso. Lo que tocó, tocó.
Las luces se apagaron y la banda salió a escena. Detrás nuestro había mas de 6500 personas enloquecidas y amontonadas cuyo calor humano le hacía frente a la noche polar que nos esperaba afuera. Larga Deftones con “Head Up”, muy arriba. Carpenter aturde a todos con su ESP decorada cual cartera Louis Vuitton y unos ventiladores le vuelan literalmente la peluca, mientras que el Chino se para sobre uno de los parlantes al medio del escenario con el cable del micrófono enroscado en el brazo. Y estábamos en lo cierto; comienzan las interacciones con el público. Los que lograron ubicarse, resolvieron el trabajo en unos segundos. A los demás nos costó un poco más.
Continua el combo con “Be Quiet and Drive” y “My Own Summer”, todos ellos del increíble “Around the Fur” de 1997. Para ese momento el pit ya se había vuelto un caos. El cantante corre y salta de una punta a la otra del escenario. Mucha gente comenzó a lanzarse del otro lado de la valla haciendo mosh y los guardias comenzaron a sacarlos entre nosotros. Por supuesto que no había espacio, por lo tanto el acto de sacar fotos con una sola mano evitando los parlantes, apurarse por que se acaban las canciones, esquivar gente y hacer lugar para que salgan personas, se convirtió en algo extremo. Una chica comenzó a sentirse mal y pidió que la saquen; tratando de ayudar me muerdo el labio y la boca se me llena de sangre. La correa de la cámara también quedo enganchada entre la gente del público y no podía liberarla. En ese momento el Chino se para en un retorno delante mío y empieza a dar patadas furiosas siguiendo la canción. Lo tengo justo encima gritando “Shove it, shove it shove it!”. Y después la gente pregunta por qué hacemos lo que hacemos los que cubrimos recitales. La adrenalina que vivimos en ese corto periodo de caos no se compara con nada. Luego sonaría la canción que le da nombre al disco mientras los fotógrafos abandonamos el vallado.
Se nos permite permanecer en el recinto con la condición de guardar la cámara y no realizar más fotos. Salgo por el portón 7 al tiempo que algunos colegas revisan sus fotos. En la calle no hay un alma y de fondo suena “Swerve City” mientras doy rápidamente la vuelta por calle Lavalle para acceder por el portón 5. Una vez dentro nuevamente veo que el Luna esta que revienta de gente. Esta vez, del otro lado de la valla, junto al público, empiezo a prestarle atención a otros detalles como la iluminación y la puesta en escena. La banda no utiliza ninguna pantalla. En realidad mucho no hace falta ya que desde cualquier punto del Luna se ve bien, pero tampoco las aprovechan para acompañar el show con visuales o videos. En cambio prefieren apoyarse en los juegos de luz para decorar su puesta.
La desquiciada “Elite” le da paso a “Digital Bath” y todo se convierte en magia. La densa atmósfera característica made in Deftones nos sumerge finalmente. La base de Abe Cunningham fue monstruosa durante todo el evento, sin embargo aquí se lució de manera especial. Estoy seguro de que nadie pudo hacerle una sola foto como la gente ya que además de estar bastante lejos en el escenario, el baterista se vio rodeado de platos y toms que lo escondían en su instrumento. Sin embargo su presencia sobre las tablas distaba mucho de pasar desapercibida.
La seguidilla de canciones de “White Pony” se completa con “Knife Prty”. Desplegando la faceta más oscura del repertorio, continuarían con “Rosemary” y “What Happened to You?” de “Koi No Yokan”, siguiendo con “Kimdracula” y, otro de los platos fuertes para mi gusto, “Hole in the Earth”, ambos del “Saturday Night Wrist”. El recital se presenta como un repaso de las canciones importante en la discografía del grupo. Lo interesante, es que show a show la lista de temas varia y al parecer ningún espectáculo fue igual a otro durante la gira. En un punto el Chino, guitarra al hombro, prueba una Patagonia 24/7, la analiza como buen fanático que es de la birra y nos recuerda que es una cerveza ideal para tomar durante el día. Brinda con nosotros y al grito de Salud! continua con su performance.
El clima que genera “Change” no tiene punto de comparación. Le siguen “Diamond Eyes”, “You’ve Seen the Butcher” y “Rocket Skates”, todos del disco con el búho en la carátula, y se retiran del escenario. Ya comienzan a despedirse. El show se pasó volando. Vuelven a escena tras unos minutos y Moreno ahora viste una remera de Quicksand. No alcanzan a probar dos notas y ya sabemos que se viene “Minerva”; la gente se une en una eufórica ovación. Tras la única canción del “Deftones”, sabemos que esto se acaba, y de qué manera! Una ronda gigante que participa a casi todo el campo se abre y el pogo estalla salvajemente durante las últimas dos canciones. Los haces de luces giran descontrolados y se vuelven locos al ritmo de “Nosebleed” y “7 Words” las cuales nos acercan lo más puro del new metal y nos recuerdan quienes fueron los creadores de este movimiento.
Se retira Deftones y, mientras llueven púas del escenario, una baqueta de Abe se escapa a unos centímetros de mi mano. Quien la rescata grita de felicidad levantándola como un trofeo. Solo se ven caras alegres y satisfechas. El show fue poderoso, contundente y cargado de energía. La gente se descomprime y yo me encuentro con un montón de conocidos que me reciben con abrazos. Estaba todo el mundo en esta fiesta.
En el momento en que me llaman por teléfono avisándome que se iba el colectivo, una hora después del show, me encontraba en uno de los portones esperando junto a varios fans a que la banda saliera y se subiera a la camioneta. Muchos se sacaban fotos incluso con el fotógrafo de la banda. La cuenta de Instagram del grupo posteaba una foto de las zapatillas del Chino destruidas después del recital, y cuando el micro arrancó, la muchedumbre continuaba ahí, igual que cuando llegamos. Estoy seguro que varios se llevaron su recuerdo en el celular minutos después.
Crónica y fotografías realizadas por Nicolás Papa para www.delaviejaescuela.com
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