Cosquín Rock 2024

El Cosquín Rock 2024 nos dejó el corazón ardiente de esperanza


El pasado 10 y 11 de febrero vivimos el tan ansiado Cosquín Rock 2024 que nos dejó el corazón ardiente de esperanza. Todo ser que ama la música está en la búsqueda constante de abrazar algo que nos haga sentir; y eso fue lo que aconteció esos días mientras latían al unísono montaña y corazones. “El Cosquín Rock mueve” me dijo alguien por ahí y sí, mueve a miles de personas desde diferentes lugares físicos como sentires, pero hay algo en común:

“La mayoría que nos encontramos en ese ritual es porque nos levantamos, nos acostamos y vivimos escuchando música, escuchando rock. Nos moviliza, estábamos ahí estupefactos por la inmensidad del arte, de la cultura de nuestro país, de cada melodía y paisaje que nos brinda semejante propuesta”.

El público se dividió en dos: aquellxs que queríamos partirnos en pedacitos y volar de escenario en escenario para no perdernos a nuestrxs artistas preferidxs, y lxs que fueron con los shows predeterminados para verlos completos. En cualquier caso, el primer día fue de pura conmoción con la euforia de recién pisar el predio. Mientras en el escenario Norte sonaba Blair gritando que a lxs modernxs les falta amor y apagar el televisor, también nos hechizó Silvestre y la Naranja con su romance, y Nafta nos envolvió de un menjunje de paz y sex-appeal.

Dillom se presentó a las 20hs, además de sus temas para saltar y cantar a los gritos nos regaló “Nos siguen pegando abajo” recordándonos a Charly, como así también “Señor Cobranza” en la versión de La Bersuit a la que le modificó algunos versos, entre ellos largó: “en el Congreso, se escuchan tiros, son las almas de los pobres son los gritos de argentinos” siendo transparente su intención a días de que se derogara la llamada “Ley de Bases”.

En ese mismo espacio tocó Babasónicos que generó esa suerte de consonancia colectiva y armonía, pero a la vez esa electricidad que seduce pensamientos. Preguntan desde hace años: “¿quién está dispuesto a luchar por lo que no vale nada?”, invitándonos constantemente a reflexionar sobre el amor, la identidad y por qué no, sobre el contexto contemporáneo y distopías que nos manipulan hoy.

Ya llegando la noche eran estridentes los cánticos de todo el público acompañando los versos “memoria hostil, de un tiempo de paz, sin paz” en el escenario Sur. Con Mollo siendo ovacionado, siguiendo el banderazo, los gritos y los pogos que amamos para hacer llegar todo el aprecio que le tenemos a Divididos. En el medio del predio, el escenario Montaña había dado su inicio con Shinova y Arde Bogotá, de los que siguió Bandalos Chinos para hacernos perder el control, borrachxs, locxs y sin señal.

Siguieron lxs Miranda para hacernos bailar con sus clásicos. Con esas mismas vibras sonó Lali, que nos dejó con la boca abierta con su fuerza y energía; durante su primera canción “Dos son tres”, en el marco decorativo de sus pantallas se leía un periódico que contenía el titular “Las Fuerzas Armadas tomaron el gobierno” dejando un mensaje claro y firme. Una conjunción de amados artistas se presentaron este primer día. Quedamos satisfechxs, pero deseosxs de saborear lo que nos esperaba en unas horas.


El día dos comenzó con una lluvia que traía de a gotas y chispeando todo el sentir rockero que se anhelaba para ese domingo 11. Empezó sonando El Bordó y Cruzando el Charco en el Sur, seguido de Las Pastillas, que provocó pogos que semejaban a los oleajes del mar. Mientras atardecía nos dio placer ver otra vez a Ciro y nos enamoró compartiendo escenario con su hijo. En ese mismo escenario disfrutamos de Slash (21:30hs) y Las Pelotas (23:25hs). Increíbles, los señores mexicanos de Molotov se presentaron cerca de la 1am y como era de esperar le dedicaron “Put#” al actual presidente de Argentina y finalizando su show, exclamaban “la Patria no se vende”.

El Cosquín Rock nos hace conscientes de procesos internos y a la vez del contexto que nos atraviesa y lo que es más importante, nos mueve. Deliramos, disociamos y fantaseamos esos días, esas horas, pero cuando ponemos en perspectiva lo vivido, escuchado y sentido el alma tiembla. Si entendemos para donde mirar, por más que este festival se transforme y le dé lugar a otros géneros musicales, la esencia sigue estando, todo es político y más aún lxs artistas que elegimos para que nos acompañen.

El Cosquín Rock 2024 fue un ejemplificador de la realidad sociopolítica de nuestro país, la grieta que querían desaparecer sangra en el arte y en cada escenario; gracias a lxs artistas disidentes que se mostraron rebeldes y entregados al pueblo, gracias Cosquín por juntarlxs para ser ese destello necesario de esperanza.

Los sentimientos de nostalgia que nos deja Santa María de Punilla son inconmensurables, nos encontraremos en el 2025 para seguir disfrutando de la cultura, de la música y de la unión que nace de eso que nos vibra internamente y se pone al descubierto en la montaña.

“El mensaje es ese, cuida al que tenés al lado (…) cuida la vida”.

Luis Alberto Spinetta

Crónica realizada por Lucía Cabrera, fotografías Eugenia Barrera, Ara Caballero y gentileza de Cosquin Rock, para www.delaviejaescuela.com

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