La nostalgia. Tanta fuerza. Que te arrastra por el suelo. Por el cielo. Por donde vos quieras.
El pasado viernes, la banda del oeste bonaerense volvió a sacudir la capital cordobesa, reuniendo públicos del fin de siglo pasado y del nuevo.
Conviven con lo nostálgico. Con el recuerdo. Con el viaje hacia las infancias y adolescencias. En Club Paraguay pudimos ver una comunión de públicos distintos: y sin intenciones de entrar en catálogos, podemos diferenciarlos en pibes y pibas que tuvieron a la banda como soundtrack de bondi propios de mp3, y pibes y pibas de spotify que los heredaron.
Abrieron el show proyectando en las visuales el nuevo single Escapar, parte del disco “Hongo” (2022) que está pronto a salir. Después, vinieron los clásicos de “GUAU!”: Trenes, Camiones y Tractores, Suerte!, Prejuicios, Pequeños Sueños, El Fantasma, entre otros. Algunos del álbum “Hormigas” (2007) como Revoloteando, otros de “Chapusong” (2002) como La Vida y Ya Lo Sabemos, y por último el cierre con el cover de Jijiji con el significativo juego de voces apto para bajar el telón.
Más allá de que hayan sido un descubrimiento de Gustavo Santaolalla, el conjunto logró cautivar a muchos públicos latinoamericanos con la combinación (muy genuina) de estilos disimiles como el grunge, la cumbia, el rap, etc., siendo génesis de una alternativa nacional que identificó a las juventudes del 2000 y que gustó afuera. Tienen más de 20 años de trayectoria. No es casualidad. Así es como Árbol logró, en una coreografía sin fin, hacer brillar a Córdoba como un árbol de navidad.
Crónica realizada por Juan Pablo Rodano, fotografías a cargo de Eugenia Barrera para www.delviejaescuela.com
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