30 AÑOS DE EXPULSADOS

El 30° aniversario de Expulsados comenzó con caravanas de camperas de cuero, crestas, y cómo no podías ser de otra manera, parches los Ramones, desfilando por Av. Santa Fe.

Expulsados festajando su 30° Aniversario en Groove.

Se podía percibir cierta tensión en el aire, traducida quizá en la ansiedad previa a cualquier evento singular, que algunos calman, con cerveza y cigarrillos, mientras que otros preguntaban directamente por dónde entrar. Un aniversario, como tenía que ser; auténticamente punk.

El telón se abrió y, por fin, ellos entraron: Sebastián, llevando el micrófono bajo sus eclipsados anteojos de aviador, dio las gracias por tantos años vividos junto al punk. Y al instante la jornada de casi dos horas de punk rock comenzo al son del “Un, dos, tres, cua” de Juan Novoa (Bajo). Explotó “Lejos de vos”. Por supuesto, el primer pogo de la noche se desató con el estratégico cambio de ritmo que hace a esta canción; un temón. Las camperas de cuero sacando chispas y haciendo fricción, lo seguían sin parar.

Hacia el segundo tema Expulsados y sus seguidores habían tomado carrera, y este espíritu se prolongaría por treinta y tres pistas más. Se evidenció con “Tarde de sol”, que sonó más pulida que nunca en esta noche estrellada, una de sus primeras canciones, comentó Seba. De repente, y con este himno de fondo, se alzó, roja y negra, una bandera con esas cuatro flechas hacia afuera, expendidas por el público, la cual instantáneamente pasó a coronar el escenario debajo del trono de Gabriel, el reloj de la banda. Con sus platillos como agujas, hizo la transición de “No sigas derogándome” a “Se fue a Berlín”, con ese rotundo repique del principio, pasando en un pestañeo de aquella canción ligera a este viaje de desamor, como un avión cayéndose.

Sin sonar insistentes, lo cierto es que fue una constante de todo el recital: seguimos hablando del pogo. El ímpetu, el coraje, la energía, no es solo pogo, para esta gente significa mucho más. Eran tantos factores que parecía cinematográfico: estalló “¿Dónde estás?” Y unos cuantos salieron catapultados, volando por los aires, o incluso, por arriba de las vallas. Todo esto se potenció aún más con “Cero en Conducta”, y ni hablar del pogo psicótico de “Psycho Therapy” o cuando saltaron con “Pata de conejo”.

Expulsados en una noche a puro punk.

Entre tanto desenfreno, todavía quedaba aliento para los punteos y arpegios de Nano, que el público boreal coreó al pie de la letra: hablamos de temas como “Tu respuesta” y “Quiero tenerte acá”, con detalles deliciosísimos. Aunque la guitarra también tuvo su respectiva dosis de riffs estruendosos, como el de “What a Love”, ejemplar, con esa vibra casi vampírica. Pero algo reinó en este lapso de puro punk rock: desde el que hayan revivido “Born in Berlin”, sacándolo de las grabaciones a los amplificadores, reproduciéndolo de verdad, hasta el infaltable y universal Feliz cumpleaños, que se encargó de entonar el público justo después de “¿Por qué no puedo salir así?” En efecto, la noche fue conmemorativa, y las tres décadas de Expulsados sonaron por todos lados.

Crónica realizada por Theo Gabriel Ortega Di Pietro, fotografías a cargo de Lucas Abregú Castillo, para www.delaviejaescuela.com

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