El Diablo siempre ha metido la cola, especialmente cuando de música se trata. Es que se ha hecho inevitable que este ser dueño del inframundo cubierto en llamas no se haya convertido en protagonista y musa de más de una banda rockera.
Pero para entender porqué sucede esto es importante aclarar un par de conceptos. Comúnmente se considera que la relación entre el rock y el Satanismo tiene tres ejes que lo alimentan: el contenido de las canciones que son el reflejo de conductas e ideas donde se alaban a Satán; el público aficionado que venera esta política de vida que exponen los músicos; y las opiniones y reacciones de autoridades que tendrán en su poder la posibilidad de decidir la censura o no de esta forma de expresión musical, generando la agitación a quienes la promueven.
En este contexto hay que comprender que el satanismo es un conjunto de corrientes filosóficas y de culto, las cuales tienen diversas ramas según qué aspecto de don Lucifer se admira. Y en el marco de esta situación, nos encontramos con artistas que profesan esta doctrina, artistas que la utilizan como estrategia publicitaria, y otros que son ateos o seguidores de prácticas que no están necesariamente asociadas al Satanismo, como por ejemplo, el paganismo o la magia.
En definitiva hay demasiadas variables a tener en cuenta cuando se trata de Satán y el rock. Lo cierto es que en esta gran mezcla de creencias y religiones, hay un estilo musical que pone en el centro de atención a este personaje tan temido: el Metal Satánico.
Este género surge en los años 70’, época en la que Estados Unidos intentaba ‘limpiar’ la industria musical. A la par, en Europa, nacían grupos donde la adoración al Satanismo se expresaba líricamente. Así que bandas como Venom, Mercyful, Fate, Barthory, fueron las precursoras del Black Metal. Estos exponentes dieron el puntapié a la creación de un movimiento que provocó una ola de violencia en países como Noruega, de la mano de músicos como Varg Vikernes. Luego llegaron las famosas iglesias de Satán, con su ideólogo Anton LaVey, quien nombró ‘sacerdotes’ a varios artistas, entre ellos, Glen Benton, vocalista de Deicide, y Marilyn Manson.
Miren si será importante Belcebú, que su influencia trascendió este género musical, llegando a escribirse leyendas que involucran a otros músicos:
Elvis Presley
Tanto él como Jerry Lee Lewis fueron acusados por la Iglesia Católica en dar mensajes del Demonio en varias de sus letras. El condimento especial era la actitud que estos artistas tomaban frente a las críticas de este tipo, rompiendo los esquemas de una sociedad muy conservadora. Además, sus adicciones no colaboraban para su defensa.
AC/DC
La banda australiana, en pleno éxito de su carrera, con temas como Highway to Hell, Sin City, Hell ain’t a bad place to be, alimentaba los rumores de sus preferencias satánicas hasta en sus conciertos. Su guitarrista, Angus Young, subía a los escenarios vestido con rabo y cuernos, simulando ser el mismísimo Diablo.
Black Sabbath
Ozzy Osbourne, cantante de la banda, siempre hizo de las suyas para generar polémica. En el mayor momento de éxito, fue considerado una mala influencia para los jóvenes por acciones como arrancarle la cabeza con los dientes a una paloma. Adorable.
Led Zepellin
Jimmy Page, guitarrista y uno de los fundadores de este grupo musical, nunca escondió su interés por la magia negra y el ocultismo. De hecho, tenía su propia editorial a través de la cual se publicaban libros de contenido prohibido.
Iron Maiden
Los símbolos ocultistas vinculados a la muerte, el diablo y la espiritualidad siempre fueron un clásico de esta banda. Esto les trajo muchos problemas, al punto de que llegaron a suspenderles un show en Chile en 1992, por orden de la Iglesia ya que los consideraban ‘cultores del demonio’.
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