PABLO BRIZUELA: "Detrás de la consola"

Allá por el año 2001 en la zona de Congreso (Capital Federal) se daba una escena propia de la adolescencia: un grupo de jóvenes se reunía religiosamente los fines de semana para presenciar los shows de sus bandas favoritas, entre ellos, se encontraba Pablo Brizuela.
Influenciado por la rebeldía del punk y la potencia del hardcore, Pablo buscaba descargar su adrenalina en esa suerte de rituales urbanos que encabezaban bandas como Carajo o Cabezones. Durante aquellos años de procesión, descubrió su amor por el sonido e hizo de éste su medio para llevar el pan a la mesa.
“Yo descubrí este mundo a partir de lo que hacía Hernán Nupieri, que es quizás uno de los mejores profesionales de acá en vivo y que fue mucho tiempo sonidista de Carajo” Pablo se toma unos segundos para comentarme que asistió a los primeros recitales de Carajo, cuando, a pesar de que Corvalan ya era reconocido por su trayectoria en A.N.I.M.A.L, la banda tocaba en pequeños recintos. “Lo que me llamaba la atención de este tipo (por Nupieri) es que en los lugares que tocaba Carajo, él reforzaba el sonido, a tal punto que en un lugar para 200 personas, te encontrabas con una consola de 48 canales. ¡Imaginate! Con lo grandes que eran en esa época, a mí me parecían una nave espacial”.
Si bien su fanatismo se debe a Green Day, Pablo nunca renegó de la escena nacional. Tras estudiar en Instituto De Sistemas y perfeccionarse en Tecson, comenzó a hacer sus primeras armas trabajando con bandas amigas como Don Ramón y La Vizcacha y San Camaleón, aunque – resalta – empezó a profesionalizarse cuando dio con los Shaila.
“A partir de ahí comencé a conocer un montón de bandas más y ese fue el empujón para que me decida, finalmente, a dedicarme a esto”.

DLVE: ¿Y qué se siente tener un rol tan fundamental y a la vez tan silencioso dentro de la banda?
Pablo: Esta buenísimo. Es una responsabilidad muy grande, pero uno tiene que tener en cuenta que está dando un servicio. Entonces, amén de la capacidad de cada uno, mientras vas ganando más carrera, te das cuenta que en realidad la responsabilidad no es nuestra, sino de los músicos. Se siente una adrenalina grande porque uno tiene que tener el completo control del audio y siempre algo puede fallar, pero al adquirir experiencia, también adquirís nociones para los problemas que puedan presentarse.
Pablo se ve obligado a detener su fugaz relato e interiorizarme acerca del organigrama de un estudio de grabación y los diferentes roles que se pueden desempeñar bajo el catalogo de “sonidista”. De repente la entrevista se torna en una suerte de cursillo básico y los temas que discutíamos podrían haber constituido la base programática de una hipotética Ser Sonidista I, donde Pablo sería el profesor de una asignatura que, saliendo del terreno de la fantasía, califica como “prematura”.
“Ocurre que no es universitaria, pero requiere conocimientos de física, electrónica y electricidad, por ende, los profesionales que estamos y los que están surgiendo son un poco autodidactas, más allá de que tienen la base que te pueden ofrecer escuelas como Tecson, que son muy buenas”. Pero lo prematuro no se reduce sólo a las cuestiones académicas, como parte de nuestro cursillo básico, había que pisar el terreno de la tecnología.

DLVE: ¿Existe un mercado competente entre productos nacionales e importados?
Pablo: No, no existe. Todavía no sé si es por una cuestión de inversión local o de maquinaria, dudo que sea por capacidad humana, porque hay profesionales argentinos muy capaces en diferentes campos. Acá todo es muy prototipo, hay algún micrófono que está bueno, algunos preamplificadores que tratan de simular herramientas importadas, pero no. Las marcas líderes siempre siguen teniendo mejor calidad.

Una vez más, dejamos de ser alumno y maestro, para volver a ser entrevistador y entrevistado, o al menos esa fue la idea que tuve, hasta que Pablo respondió.

DLVE: ¿Se prioriza algún elemento en cuanto a sonido que varíe dependiendo del género?
Pablo: Sí, lógico. Cuando viene una banda a hablar con nosotros y quieren llevar a cabo un proyecto, la entrevista se basa en: escucha de canciones a cargo del productor, en base a eso se buscan referencias de audios con bandas que podrían haber llegado a influir en lo que se está escuchando y así se van maquetando los elementos que se priorizarán, tanto en aspecto técnico como en la mezcla. Yo por lo general trabajo con bandas punk y hardcore, y todas quieren sonar fuerte, con el bombo bien alto, las voces super hi-fi y las guitarras hiper distorsionadas. Pero dentro de ese marco, hay un abanico de cosas que podes hacer para darle a cada disco más allá de que esté influenciado por una banda que ya exista una característica propia.

Entrevista realizada por Alejo Saggin para www.delaviejaescuela.com

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