GUNS N’ ROSES: “Golpeando las puertas del cielo”

“Not In This Life Time” (No en esta vida) dijo en algún momento Axl Rose sobre la posible reunión de los Guns N’ Roses originales. El 2016 nos sorprendió con la noticia de que el mismo Axl y sus antiguos compañeros Slash y Duff McKagan volvían a compartir escenarios. El sueño del pibe: el de aquellos que vivieron la época dorada en los ‘80s y ‘90s; el de aquellos nacidos en los ‘90s, que tuvimos que crecer escuchándolos sabiendo que “nunca” iban a volver en su formato original.
Los meses pasaron y a mediados de año, frente al éxito de la reunión, Guns N’ Roses anunció las plazas latinoamericanas para su gira, en la que por supuesto Argentina estaba incluida.
El mes: noviembre (¿cada vez más perfecto?), martes 1ero en Rosario, viernes 4 y sábado 5 en River (revival perfecto). Y nosotros pudimos estar en la primera anoche de River, la cual fue alucinante.
Entradas agotadas. Desde ese viernes temprano se podía ver remeras y banderas de Guns N’ Roses en toda la capital bonaerense. Un calor propio del infierno: los forajidos… aquellos que supieron ser lo verdaderos chicos malos del rock and roll, vinieron al lugar que sin saberlo, los vio despedirse. Colas interminables rodearon el Monumental, que a eso de las 19hs ya estaba medio lleno, con Airbag tocando como banda soporte. Los locales dieron un show al palo, para hacer valer su presencia: muchos dudaron si era la banda acertada. Lo cierto es que Airbag era la banda nacional acorde al estilo y estética de Guns N’ Roses.
Aunque el show esperado estaba anunciado a las 21hs, una demora de 40 minutos nos hizo perder la cabeza de las ansias que cargábamos todos los presentes. Por fin se apagaron las luces y la intro de los Looney Toons nos confirmó que el momento que esperamos toda la vida estaba por darse. Los monstruos salieron a escena: Axl, Duff y Slash frente a nuestros ojos. El sueño hecho realidad. La banda: el gran Dizzy Reed, el sexto GNR de siempre. Frank Ferrer y Richard Fortus, de aquella segunda etapa de la banda de la primer década del 2000. Y la nueva incorporación: Melissa Reese.
‘It’s So Easy’ y ‘Mr. Brownstone’ nos dejaron saborear aquel eterno “Appetite For Destruction” con tres de sus intérpretes originales. También hubo temas de “Chinese Democracy”– aquel disco de 2008-, como el homónimo, mientras que más tarde también sonaron ‘Better’ y ‘This I Love’.
Pero sin dudas el momento más esperado para todo fanático de la banda es el “YOU KNOW WHERE YOU ARE?”. La letra poco tiene sobre sentimientos blandos, pero apenas escuchamos esa frase, muchos (incluyéndome) lloramos de lo increíble que sonaba. ‘Welcome To The Jungle’, el himno Gunner nos estremecía una vez más. De paso, los fuegos artificiales nos volaban la cabeza: era el show perfecto.
La era Illusion estuvo más que presente con ‘Double Talkin’ Jive’, ‘Estranged’, ‘Civil War’, ‘Coma’. Los covers que la banda hizo propios también estuvieron: ‘Live and Let Die’ de Wings, ‘Knockin’ On Heaven’s Door’ de Dylan, ‘The Seeker’ de los Who; ‘You Can’t Put Your Arms Around a Memory’ de Johnny Thunders y ‘Attitude’ de los Misfits, mostrando el lado punk que emana Duff McKagan. Por supuesto que ‘You Could Be Mine’, aquel soundtrack demoledor de ‘Terminator: The Judgement Day’, nos dejó los pelos de punta: más fuegos artificiales que nos volvían cada vez más locos. Locos por esta banda que tanto escuchamos desde chicos, que tanto esperamos ver.
Slash, como siempre, deslumbró con sus solos e interpretaciones: ‘Wish You Where Here’ de Pink Floyd y ‘Speak Softly Love’ de El Padrino. No faltaron ‘Sweet Child O’ Mine’ ni ‘Nightrain’, clásicos indiscutidos.
La banda estuvo por demás sobre la altura de las circunstancias. Axl Rose sigue siendo uno de los mejores cantantes de rock de la historia –los años no vienen solos, pero algunas personas no pueden entenderlo y deciden criticar cualquier mínima falla-. McKagan es un eterno adolescente. Verlo pasear por el escenario con su bajo te dibujaba una sonrisa gigante en la cara: ¡el tipo es un grande!
Pero sin dudas EL momento de la noche fue ‘Out ta Get Me’ con nada más ni nada menos que Steven Adler, glorioso baterista de los primeros discos de la banda. La noche no dejaba de crecer en perfección: para los fanáticos era nuestro sueño ver al queridísimo Popcorn tocar con la banda en nuestro estadio repleto.
Luego de dos horas y media de show, la lista cerró con ‘Paradise City’: definitivamente estábamos en la ciudad del paraíso, viendo a la banda de nuestras vidas, escuchando, agitando y gritando las canciones que nos acompañaron siempre. La lluvia de papelitos celestes y blancos, acompañados de los fuegos artificiales finales nos dieron la postal que siempre quisimos presenciar. Guns N’ Roses está de vuelta, por lo menos la mitad que “pisa más fuerte”. Vivimos para presenciarlo, soñamos despiertos… no nos olvidamos más. Guns N’ RosesNot In This Life Time Tour… en Argentina… ¡POR FIN! El show que le vamos a contar a nuestros hijos y nietos.

Crónica realizada por Carla Ortiz.

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