DON OSVALDO: Al aire libre y más libre que nunca

Ayer, durante el show de La Vela Puerca, habíamos hablado de una migración sur-norte sin precedentes. Ese traslado de las masas fue solo un paseo por las sierras comparado con lo que sucedió hoy domingo a las 19hs, en el escenario Sur. A pesar de más de media hora de retraso, varios miles de almas se amontonaron para el recital más esperado: aquel que combina la verdadera esencia del rock nacional con los aires de libertad, de justicia. Y la foto no podría haber sido más perfecta. El sol ya no molesta, escondido atrás de muchos árboles, algunas nubes se asoman tras las sierras y el escenario sur desborda. A las 19:40 arrancó un interludo musical, desplegando la alfombra roja para el Pato, que empezó a cantar Morir. Las banderas hace mucho que ondean, antes incluso a que el primer instrumento suene. La introducción de O no despegó del piso a todos lo fanáticos, hasta lo que estaban bien al fondo. Esa intro lo amerita, con vientos, cuerdas y parches todos orquestados para la fiesta. El Pato, un poco más delgado que siempre, se encuentra muy agradecido con Córdoba, ciudad que alojó sus primeros grandes recitales después de recuperar su libertad. Siguió Vaivén y Pompeya, acompañada de una proyección de Tiempos modernos, de Chaplin. Mis latidos fue muy coreada, tal vez porque EL FIN LE LLEGA A LOS QUE VIVEN SIN PRINCIPIOS debe ser la frase de rock nacional más tatuada de la historia de nuestra música. Muchas nubes empezaron a amenazar con convertir a este Cosquín en uno más de la bolsa: un Cosquín en el que llueve.

Un violín ayudó en la previa de Un lugar perfecto. El riff es simple, pegadizo y muy gritable, por lo que el coro popular elevó su grito, quizás, para espantar a las nubes. Después de un corto y contundente mensaje político, muy similar a cierta declaración del Diego, Acordate mezcló perfectamente el leit motiv del bajo con la inconfundible voz del Pato. El día empezó a oscurecerse, y el escenario brilló mucho más.
El Pato está contento, bromea mucho, nos cuenta qué partes de su anatomía son las que más transpiran, o como casi viene al Cosquín con crocs, con un chiste pésimo de por medio. Sonaron al hilo El reto, Lo que se dice y lo que se hace y Dos secas, sin interrupción ni impases. Evolución  y Misterios fueron dándole forma al set que, acompañado con los saltos de la gente y de las banderas, fue completísimo.

“Hace mucho que no tocamos esta, a ver quien me ayuda” solicito el Pato, justo antes de Cristal, que generó muchísimo pogo, adelante y atrás, y entusiasmo a todos los más nostálgicos.
Así, de noche y entre nubes oscuras, Don Osvaldo pasó nuevamente por el Cosquín Rock, con mucha alegría, saltos y banderas flameando. Fontanet volvió a tocar al aire libre, y ahora más libre que nunca.

Crónica realizada por Remigio Gonzalez, fotografía Martín Cornejo para www.delaviejaescuela.com

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