ASSPERA: “Pioneros del metal bizarro”

Los pioneros del metal bizarro pisaron nuevamente un escenario cordobés después de haber debutado en el Cosquín Rock, en su edición número 18. Asspera se presentó en el Abasto XL, en una fecha llena de distorsión, power chords y mucho pero mucho pogo, que contentó a los fanáticos de un conjunto cuyos recitales son difíciles de olvidar.

Desde las dos y diez de la mañana ya se veía el clásico telón rojo, una insignia que augura el comienzo del espectáculo. Después de una breve sección instrumental de Ecstasy of Gold, de la versión de Metallica, el telón rojo cayó para dejarnos ver a Richar Asspero en forma de cruz, con todos los músicos interpretando La concha de Dios. Teniendo en cuenta que los bonaerenses vienen a presentar el disco homónimo, abrir con esta canción resulta indiscutible. “¡Buenas noches culiados!” grita Richar, justo antes de Directo al tacho, que con su introducción marcada por el doble bombo y la distorsión encendió al público. Siguió Viaje al centro de la verga, que el estribillo se dividió en dos: el primer verso lo canta Richar, y el segundo el público, y lo mismo sucede con el tercer y cuarto verso, hasta completar la estrofa. Una especie de acuerdo tácito, casi lúdico, que completa la presentación. Habiendo terminado el viaje, todo los presentes coreaban “Hijo de puta, Hijo de puta”, sin saber exactamente si solicitaban esa canción o eran insultos gratuitos al conjunto. La banda optó por esta última opción, que respondió con “Sigan con los piropos”.

A continuación, Richar explicó que “está todo muy complicado con los billetes”, para dar lugar a Tarifazo, cuyo estribillo tuvo una dinámica similar a la anterior canción. Días atrás, nuestra entrevista con Richar reveló que el conjunto tenía muchas sorpresas preparadas para el show de esta noche, y ahora vendría la primera de ellas. Subió al escenario Juan Pedro Romano, un fanático de Asspera, para cantar Me cago, precedido por la introducción de Sad but true, de Metallica. Para saber más de este episodio, ingresá acá y escuchá la entrevista que hicimos con Juan Pedro, exclusiva para De la Vieja Escuela.

El setlist siguió con Si ya sé, primera canción de la noche donde aparece el Dino Garca, este caricaturesco personaje de traje de vestir y cabeza de dinosaurio. Más adelante escuchamos Chamuyos, canción que trajo consigo dos sorpresas más: una fiel interpretación de El Cazador, protagonista del famoso cómic homónimo argentino, y una marioneta de Mickey, operada por El Buitre. Con El Cazador aún sobre el escenario, no podía seguir otra canción que El Cazita, el tema que funciona como soundtrack oficial de la película del anti-héroe creado por Jorge Lucas. En esta interpretación, Richar mostró un headbang ejemplar, que invita a la tortícolis. “A ver el poguito cordobés carajo” exclamó el frontman, para interpretar Boqueando de más. Como si de un desfile se tratara, siguieron subiendo personajes al escenario del Abasto XL, y sería turno ahora del Papasspero, una sátira del religioso, versión Asspera. Interpretó, con 3,14 Jota al mando del micrófono central, Reverendo HDP, en su versión punk. Cuando Richar volvió a apropiarse del centro del escenario, entró en escena un personaje anónimo, y muy ebrio, que le ofreció una botella vacía al cantante. Este micro-acting dio lugar a Habilitá la cerveza, una canción con muchísimo doble bombo y vocales guturales. Aquí, Richar Asspero se olvidó parte de la letra, lo que hizo que todos los fanáticos rían e insulten en partes iguales. Siguió Ni la pija te queda hermano, canción que generó un momento convencional en un show de Asspera, pero para nada convencional en recitales de metal: un solo de percusión latino, de la mano de El Tumba, encargado de las congas y los bongoes.

Habiendo finalizado, Richar anticipó el momento que todos los fanáticos acérrimos del conjunto esperan: la vuelta olímpica. “Les pedimos que vayan organizando la vuelta olímpica en Córdoba” solicitó el cantante, para que empiece Gambeta, no sin antes bajar del escenario y pararse en el medio de la vuelta. Mientras la vuelta olímpica se desenvolvía, El Tumba apareció disfrazado de Dios, y llevó al medio del escenario una vulva enorme totalmente iluminada que, durante La del Diego, tiraría confeti al público. Apareció un Diego Maradona, gambeteando a todos arriba del escenario, para terminar tirando una pelota al público, que la recibieron como arqueros. Se sucedieron a continuación Patada en los huevos (donde Richar anunció que están prontos a hacer un videoclip de esta canción), Billetín, La Poneta, y El Peaje más caro del mundo.

Después de un brevísimo interludo de cinco minutos, el conjunto volvió con Hijo de puta, configurando el punto más alto del show musical y escenográficamente. Apareció en la tarima una monja enorme, con los ojos encendidos y un rosario con la A de Asspera. Completaron el setlist Partiendo cabezas y el clásico cierre con Pogo al corazón, canción dedicada al fallecido Mario Lauro Santillán, ex-exerista del conjunto.

Asspera pasó nuevamente por Córdoba con un show lleno de Assperezas: personajes disfrazados, elementos escenográficos, breves actings ilustrativos, metal, distorsión y humor bizarro y distendido. Asspera dio un espectáculo irreverente, profano y sin censuras, una demostración perfecta de que los creadores de un género no se dan por vencidos para propagar lo absurdo y el sinsentido a través de la música.

Crónica realizada por Remigio Gonzalez, fotografías Dayana Olmos para www.delaviejaescuela.com

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