GARDELITOS: “Mezcla rara si las hay”

En la culmine semana de mayo, en el que la patria cumplió su 207 aniversario, Los Gardelitos decidieron festejar sus locos veintidós en la docta con cuatro presentaciones especiales para repasar su discografía, un disco por noche, empezando con Gardeliando el jueves 25 en honor a su onomástico.

Viernes 26, el puente no se cumplía por primera vez en años, por lo que la jornada laboral de algunos terminaría entre los brazos de un frío Abasto. Desde temprano se veía por el barrio cierto colorido Stone que capitaliza al estilo de la banda por sus seguidores más que por su música precisamente.
La noche le daría la oportunidad a Fiesta Sudaka de hacer estallar un par de corazones gardelianos. El hecho de que sea quizás el disco más representativo, ya que fue junto con En Tierra de Sueños los últimos gravados por su difunto líder Eduardo “Korneta” Suárez, generaba en el ambiente una sensación de que no sería una noche más. Seguramente la noche más convocante de las cuatro.
La cita estaba pautada para las últimas horas de vida del día en el glamoroso Krakovia. La consigna era una sola, que sea una fiesta y que se note.
“Tu esqueleto te trajo hasta aquí” rezaba la letra del Indio que hacía de pie para que las luces cesen y darle el protagonismo a la pareja de tango sobre el escenario, a las esquinas acompañando y dictando los pasos violines, trompeta, saxo y trombón al ritmo de “El Tanguito”.
Terminado el número que rompió el hielo y la euforia de los que colmaron el lugar, la guitarra de Eli abrió el camino con la intro gardeliana y “6 AM” con las que se desenrollaron las banderas que los siguen a todos lados.
“Maldita la hora en que quiero tocar” gruñía entre dientes el “Capitán Marcos” quien regresaba a esta “Ciudad Descalza” luego de su paso y doble presentación en el mes de diciembre.
Siguiendo al pie de la letra el orden de las canciones como aparecen en el disco, pero esta vez con Willy Croock sobre las tablas como invitado especial, recitaron aquellos bellos poemas que Korneta dejó encarnados en las pieles de sus seguidores.

¡Y Todavía quieren más! terminaba con la participación del “hombre multifacético” y su glorioso saxofón, “El Dragón” se hizo presente entre nosotros como preludio a “El Reloj”, un colado que en el momento pasó desapercibido.
Los acordes finales de Fiesta Sudaka llegaban de la mano de “No Puedo para mi Moto”, “Llámame” y “Caras de limón” desatando el frenesí de un “Corazón bailando al viento”.
Primera gran hora del recital que dejando a un tendal buscando una bocanada de aire o una cerveza rejuvenecedora en la primera pausa de la noche.
Lo que vendría después en la reanudación, un repaso de los temas más importantes de los demás discos como “La calle es un espejo”, “La ciudad que se oculta” y “Una estrella en el mar”.
Unas pocas pero fuertes palabras de Eli inundaron de nostalgia la noche: “esta canción fue la primera que tocamos junto con mi viejo en una piecita de dos por dos, lo que nunca imaginé es que llegara tan lejos” exclamó como entrada a “Cobarde para amar” para recordar a ese hombre de aspecto rudo y serio, pero con letras que van más allá de los sentimentalismos más comunes y emociones que pocos tienen el coraje para expresar.

El momento de emoción sacudió un par de pilares por lo que el ambiente ya no era el mismo, el espíritu Gardeliano se sentía más voraz que nunca, y los temas “Al pie de la letra” y “Una roca en el humo” así lo confirmaron. Es que fue en ese momento de la noche presencié quizás el momento más llamativo de la noche. Un pibe de un salto se subió a los hombros de otro con una fuerza sobrehumana, remera en mano cual mástil de bandera por tierra conquistada agita sin cesar al tiempo de los estribillos de Los Gardeles que no dejaban nada al azar.
Una nueva pausa ameritaba para calmar un par de cuerpos hostiles, el final era inminente, pero mucho quizás no importó. La vuelta traía consigo un festín para despedir la noche con una verdadera fiesta.
“Crimen del autocine”, “Viejo y querido Rock and roll” y un clasicaso como ”Gardeliando” desquiciaba a más de uno, desatando un pogo frenético, espléndido como la sonrisa de gardel.
“Con esto con lo que pasó con el Indio, con que no dejan tocar a La Renga, con lo que hicieron con callejeros, no están dejando tocar a nuestros poetas, a lo que ponen en música a nuestras palabras” – sentenció en palabras para dar paso a una majestual versión de “Lo que vendrá”.
Banda multi géneros si las hay, Los Gardeles demostraban una vez más las condiciones con los que están hechos, y la fuerza con la que siguen adelante, las mismas de siempre, aquella con la que se presentaban en plazas en sus inicios, o en eventos solidarios para ayudar a aquellos que menos tienen.

Quizás una forma de honrar a su pasado es poniéndolo en melodías, representadas estas, por ejemplo, con “Monoblock” haciendo alusión a aquel lugar de Bajo Flores en donde aquel sueño de familia floreció, y que hoy su legado lo tiene como estandarte y filosofía.
La despedida se comenzaba a saborear, “Puño y Letra” anunciaba la culminación. Pero la fiesta gardelera no estaría completa sin su ícono y canción más representativa. Con “Mezcla Rara” cerraron un espectáculo memorable.
Un telón cubrió el perímetro delantero, con una leyenda que sólo los que lo armaron sabrían lo que decía, gardel de fondo acompañó a un cierre que dejó a más de uno con la manija de ver más.

Cobertura realizada por Nahuel Navarro, fotografias Martin Cornejo para www.delavieajescuela.com

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