JUAN CABRAL: “Nunca fui un talentoso… pero sí perseverante, quizás eso sea mi talento”

Es común ver en las bandas de rock n’ roll una composición de personas laburantes, de mucho sacrificio y ciertos valores. Juan Cabral (Juancito para los amigos) es un trabajador de la vida, y además de ser el guitarrista de Ojos Locos ha sabido ganársela sólo desde muy joven, pero siempre con la claridad de estar cerca de la música. Músico ante todo, pero también sonidista, productor y en los casos en los que ha tenido que ponerse los guantes, también asistente técnico.

DLVE: A veces, algunos artistas comentan que no tienen la posibilidad de vivir de la música ¿Vos sí?

Juan: –Tengo la suerte o privilegio de vivir de la música, ahora estoy apuntando a vivir de mi música, hay una diferencia muy grande entre vivir de la música de uno o la música de otros. Ahora se dio vuelta un poco la balanza y estoy “miti miti”, pero estoy en camino, hace poquito tiempo hice un click y dije “basta, yo arranqué con esto para hacer mi música” así que ahora estoy luchando para dedicarme justamente a hacer lo mío.

DLVE: ¿Además de Ojos Locos?

Juan: –Si, estoy con una banda que se llama bravura, tenemos un año, acabamos de grabar disco en traslasierras, una experiencia hermosa en Sonorámica, es un rock más setentoso, más Zeppelin; el año pasado estuve con un grupo de tango y con otro grupo que se llamaba Las Horas de la Luz que era más fusión, Spinetta, Beatles; siempre me gustó mucho experimentar por géneros, estudié flamenco también. Me daba muchas ganas de poder explayarme porque el rock es limitado en cuestiones armónicas muchas veces y aprendí un montón de información que necesitaba decantar, cerrar. Y ahora que ya la decanté volví a las raíces y estoy más rockero que nunca (risas).

DLVE: Uno te identifica principalmente como músico, pero es llamativo el hecho de que tengas muchas actividades vinculadas a la música ¿Qué motivo te lleva a realizarlas?

Juan: –Todas las actividades que empecé a hacer fueron por necesidad, artística en algunos casos y en otros económica. En el caso de las clases fue la primera salida que encontré de chico para poder vivir como músico, ya llevo 15 años de docencia, arranqué como un caradura y me fui haciendo. Primero arranque a domicilio, cobrando chirolas o que no me pagaran, como toda persona que arranca a trabajar. Después empecé a estudiar mucha música y de repente me quemé, se dio la casualidad que iba a grabar a unos estudios y tenía muchas complicaciones para que los sonidistas hicieran lo que yo quería hacer, entonces me cansé y decidí estudiar. Era todo para tener un extra como músico pero me copé y cuando me di cuenta tenía un estudio de grabación, se llama Tomato Tree, le puse ese nombre en honor a mi viejo que tenía una empresa de DJ’s en San Luis que se llamaba Tomato Tree Vitrolero, era un grupo de amigos de cuando existía la vitrola, así que imagínate. Después, cuando arrancó Casi Justicia Social vinieron a grabar las primeras maquetas a mi estudio, así que empecé a trabajar con ellos, en pre producciones, técnico de sonido dentro de la sala, cuando me quise dar cuenta ya estaba grabando todo lo que hacían, en la época de Don Osvaldo también yendo a grabar a Pato y Cristian a la cárcel para las maquetas, grabar los recitales en vivo y cuando se cortaron los shows yo andaba muy mal de plata y me ofrecieron laburar de asistente, cosa que no me hubiera imaginado nunca que iba a ser pero tenía un sueldo fijo.

DLVE: Recuerdo un Cosquin Rock donde tocaste con Ojos Locos y luego iba Don Osvaldo ¿No te hizo ruido esa situación de tener que bajarte de tocar y ponerte a trabajar?

Juan: –Fue el primer Cosquin después de que salieron de la cárcel, ahí me pasó, y el segundo tomé la decisión de no ir a trabajar. Sí, me generó un montón de dudas cuando compartía con mis compañeros, pude hacerlo pero estaba como distraído, después tuve muchos quilombos porque llovió mucho y tuve que cargar. Ese Cosquin fue parte de la decisión que vengo tomando de dedicarme a la música que es lo que elegí en un primer momento. La verdad que es durísimo, viste como dice el Indio “chupas la manzana pero no podes morderla” es así, ves tocar otra gente y por más que los quiera un montón, es estar fuera de la cancha, ni siquiera en el banco de suplente, sos árbitro (risas). Lo disfruto porque la gente con la que trabajo es de primerísima, son increíbles pero soy músico, me di cuenta de eso, y es algo muy de transición, espero no tener que hacerlo pero si lo tengo que hacer lo hago con gusto.

DLVE: ¿Cómo trabajas en tu estudio de grabación y que cosas te fueron sucediendo?

Juan: –Ahora vivo en mi estudio de grabación, alquilé una casa enorme donde tengo dos salas, lo fui armando prácticamente de cero, y lo mido por trabajo. Hoy el estudio chico compite mucho con el estudio grande, y muchos estudios grandes carecen de conocimiento musical, entonces yo brindo una pata que hace falta para las bandas que arrancan, que son primerizas en grabar el disco, les doy una mano con el asesoramiento y la producción. Es muy común el fracaso del primer disco, muchos vienen disconformes y graban el segundo disco conmigo, y por ahí no tengo la calidad de un estudio grande pero lo compenso vía musical. El oído no entrenado del público no diferencia a veces un grave más cálido o si el bombo tiene más kick, pero sí entiende de música, de cosas buenas, escucha Janis Joplin y le encanta pero suena como el orto, hay gente que suena mal (como los Beatles o los Stones hasta los discos de los 80’ 90’), es decir que están acostumbrados a escuchar en mala calidad. Así que la calidad no es necesariamente una exigencia para nosotros, más la cultura rockera que la mayoría es setentosa u ochentosa, por lo menos de los músicos. El público está más acostumbrado a escuchar cosas más nuevas pero el músico se remite al sonido de mierda (risas). Encontramos un balance con la gente que viene a grabar acá, no son tan exigentes con que el sonido sea hi fi pero sí se vuelve exigente con que la idea musical sea buena y siempre se van muy contentos y a mí me gratifica mucho, se van queriendo volver después a tomar mate porque generamos un vínculo artístico donde lo de ellos también lo tomo como mi música, es muy lindo.

DLVE: ¿Qué es lo más valioso que te llevas de tus experiencias?

Juan: –Me llevo confiar en uno mismo. Tuve la posibilidad de ver gente con la que he trabajado y con la que no. No sé si tengo talento, pero si experiencia, yo me forjé a fuerza de experiencia y de romperme el orto, nunca fui un talentoso pero sí perseverante (quizás eso sea mi talento). Creo que tengo todo como para cumplir un sueño, y creo que todo el mundo lo tiene, lo que pasa es que estamos educados a veces con que no podemos, ese “no se puede” está instalado en todos lados y no es así, hay que trabajar mucho y romperse, no importa donde estés parado. El tiempo que estás descansando en realidad lo estás perdiendo. Ha esforzarme aprendí, a no bajar los brazos, aprender que hay etapas buenas y malas, que se muera un proyecto depende de vos, uno es responsable de sus fracasos, el otro no tiene nada que ver. He visto de personas que tienen todo resuelto, contagiar mucho, y es por eso que son grosos, porque son una máquina.

Entrevista realizada por Fabián Toledo para www.delaviejaescuela.com
Fotografia Axel Sayago para PlanetaCultural.com.ar

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