ROCK A LA ORDEN: “La libertad en su máxima expresión”

Madrugada de sábado, un frío que te sorprendía en pleno septiembre y Refugio Guernica que prometía un acústico diferente: Rock a la Orden volvía a hacer de las suyas en tierras cordobesas. Y ahí estábamos, dispuestos a sorprendernos, preparados para escuchar algo distinto. Momentos claves fueron los que nos regaló esta banda de Quilmes, que comenzó con las ganas de compartir su pasión por la música y terminó conquistando escenarios en todo el país.

LOS QUE METEN EL PECHO DE ENTRADA

Rhino y Los reyes también fueron quienes prepararon las tablas en Refugio Guernica, frente a un público disperso pero atento. Cada grupo tuvo las dosis exactas de energía para provocar deseos de bailar. Con un estilo muy propio, supieron despertar esos cuerpos, que con vasos de cerveza en mano, empezaban a llenar el templo del rock.
La juventud de Rhino, con la voz femenina estelar, marcó el acento de la noche. Los reyes también, con una cancha más recorrida, dieron el compás necesario para enardecer las pistas, que luego serían testigos de un acústico a puro rock.

DAME UN MENÚ, QUIERO ESCUCHAR ROCK

Cuando te ofrecen la posibilidad de elegir, la cosa se pone peligrosa porque la libertad puede hacerte caer en opciones complicadas. Pero cuando se trata de música, nada puede salir mal, en especial cuando Rock a la Orden está a cargo del barco.
Dos banquetas, un teclado, dos micrófonos y una guitarra fueron suficientes para generar un clima de calidez y melancolía, mezcladas con la excitación de aquellos que siguen a la banda desde sus inicios.
Hubo un mix de temas musicales, algunos de ellos, como Once contra diez, El argentino, Espejos de la revolución (con alguna intervención de la canción de los Red Hot Chilli Peppers, Snow), y otros de grupos que, claramente, tiene alguna influencia en sus acordes, como por ejemplo, La historia de la mosca y la araña de De la Gran Piñata, Ellos de Salta la Banca, Circunvalación de El Kuelgue, Sin gamulán de Los Abuelos de la Nada, Reyes de la noche de Guasones y hasta Luz de marfil de Los Piojos.

UN GRITO, UNA RESPUESTA

Apenas comenzó el show, tras bajar los decibeles de una tribuna muy exaltada, una de las fans gritó “Subime el ánimo”, a lo cual Pablo Germade respondió con un “No trajimos grúa”. Si bien entre los gritos y euforia de la gente pareció haber pasado desapercibido esta situación, la tensión se respiró por un segundo en el aire.
Sin embargo, tanto Germán como Matías Reynoso, no dejaron las cosas así y con su mejor buena onda revirtiendo el momento incómodo, accediendo a un nuevo pedido de la misma chica: “Cantame Señora Vaca”. Entre balbuceos y risas, todos terminamos reversionando con mucho rock este tema infantil, rompiendo la mala energía que se había producido minutos atrás.

LA EMOCIÓN HECHA LÁGRIMAS

Es impresionante lo que trasmite la letra de una canción cantada desde el corazón. Y parece que la voz de Pablo Germade, sumada a sus ganas de estar ahí haciendo ese acústico, conmovió a una persona en particular.
Desde la escalera de Guernica pude ubicar entre lágrimas a esta chica rubia, de flequillo bien cortito, abrazada a su novio, quien le susurraba algo al oído, y que juntos tarareaban la versión de Creo de Callejeros en las manos de Pablo.
Yo no sé qué le pasó, ni cuál era el motivo de su llanto, pero sí estoy segura que algo del clima que se había producido colaboró para tocar en lo más profundo de sus recuerdos, y eso sólo lo puede lograr un artista auténtico. Aplausos por eso.

NOS TURNEMOS PARA ESTAR SOLOS

La dupla Reynoso y Germade se separó por un instante, quedándose solos por algunos minutos. Cada uno aprovechó para interpretar lo que nosotros queríamos, a pesar de tener un listado programado: Matías nos regaló Bajan del gran Flaco Spinetta, y Pablo, Desde la postura de Las Pastillas del Abuelo.
Y esto fue suficiente para mí. Pienso que Rock a la Orden tiene mucho más que un as bajo la manga. Se la banca en conjunto y por separado, pero siempre manteniendo el eje de su origen: el rock en las venas. No pierden de vista que son del público, y quizás ahí radica su secreto: saben cómo hacer partícipes de su éxito a quienes les son más fieles. La libertad es su bandera y eso se nota. Por mantenerse auténticos a lo que sienten, un aplauso para Rock a la Orden.

Crónica por Florencia Lanter y Fotografías por Ana Avanza para www.delaviejaescuela.com

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