WHITESNAKE: “Canciones eternas para los nostálgicos de siempre”

Este año tuvimos la suerte de ver muchos shows internacionales en Córdoba, y en septiembre era el turno de Whitesnake. Para una, que creció escuchando hard rock de los ‘70s y ‘80s, la noticia cayó del cielo como un sueño impensado.
Sábado 17 de septiembre fue el día -hermoso día y hermosa noche, casi de verano- en Plaza de la Música, un lugar que nos tiene acostumbrados a shows alucinantes. “Las canciones tienen la habilidad de durar para siempre” nos dijo el cantante David Coverdale en la entrevista que nos brindó hace unos días. Y así fue como se nutrió este Greatest Hits Tour de Whitesnake: sus mejores temas que van a durar para siempre, sobre todo en nosotros después de este show.
Pasadas las 20:30 comenzó la movida con Rouge & Roll, la banda del productor José Palazzo con un rock firme para mover la patita. El gran invitado de honor fue Víctor “Vitico” Bereciartúa, quien acompañó a la banda para hacer el clásico de Riff, ‘Mucho Por Hacer’. Y eso, personalmente, fue un golazo: ver a El Canciller siempre es un placer para los que nos gusta el buen rock and roll, y como previa a Whitesnake, una gran alegría.
Media hora separó al final de la banda soporte del comienzo del show de la serpiente blanca. Para entonces, el calor en Plaza de la Música era bastante pesado: mucha gente colmando el campo trasero y casi en la misma medida, el campo vip. Muchas ansias, mucha cerveza, muchos pelos largos y alguna que otra campera de cuero. Se vieron parejas jóvenes, gente que vivió su adolescencia contemporánea al gran éxito de Whitesnake a finales de los ’80s, familias enteras con algunos pequeños rockeros en los hombros de sus padres y más. Todos queríamos estar ahí porque sabíamos que lo que se venía era inolvidable.
Apenas minutos antes de las 21:30, las luces se apagaron quedando sólo el escenario iluminado mientras de fondo sonaba ‘My Generation’ de los Who. Terminado el tema, Tommy Aldridge se subió a su batería, aparecieron los músicos y el gran David Coverdale para comenzar la fiesta esperada desde meses (en pos de fanática, podría decir que desde toda la vida) por los cordobeses. ‘Bad Boys’ y ‘Slide It In’ fueron las canciones que abrieron la noche de clásicos soñada por los nostálgicos. La euforia y adrenalina llenaban el cuerpo de cada persona del público, que desde ese momento festejó cada tema. Siguieron ‘Love Ain’t No Stranger’ y ‘The Deeper The Love’, como un disparo en el corazón de los románticos ochentosos. Y eso que todavía quedaban baladas por recordar… Muchas canciones de Whitesnake hablan de la pasión, el desamor, sobre todo los grandes clásicos. Por eso sonaron también ‘Fool For Your Loving’ y ‘Ain’t No Love In The Heart of The City’.
Todas las expectativas que existían antes de ver a Coverdale, fueron superadas absolutamente. El cantante está por cumplir 65 años y aún así está hecho un pendejo. Es verdad que el tiempo pasa para todos, pero su vitalidad en el escenario dice lo contrario: sigue siendo el frontman que rompe corazones, con una voz que aunque no es la misma de la época dorada, lo sigue posicionando como una de las grandes voces del hard rock. Su energía es envidiable y su buena onda con el público nos hizo quererlo un poco más. Él es Whitesnake y eso quedó más que claro.
Para los fans más exquisitos de la banda, ‘Judgement Day’ fue una grata sorpresa, muy coreada.
Cada músico tuvo su momento: los guitarristas Red Beach y Brian Ruedy, además de lucirse en la interpretación de cada tema, tuvieron su momento para mandarse, cada uno, un solo de viola. Digo “mandarse” porque es increíble la virtuosidad de estos muchachos. El bajista Michael Devin tuvo su momento también con un solo de bajo que introdujo la sexy ‘Slow An’ Easy’, que puso a todos a bailar. Luego comenzó ‘Cryin’ In The Rain’, otra balada hardrockera que te parte al medio, tanto la letra como la intensidad de la música. Antes de terminar la canción, el gran Tommy Aldrigde nos deleitó con un solo de batería de otro mundo. Por su historia y currículum, muchos esperábamos una excelente performance de su parte. Lo que nunca creímos es que nos iba a dejar atónitos: la primera parte del solo de por sí te volaba la cabeza; tiró al público sus baquetas ¡¡y siguió el golpeando cada pieza de la batería con sus propias manos!! Personalmente, presenciar eso fue un highlight dentro de los grandes conciertos que me tocó presenciar. Siempre digo que el día que el golpe de la batería en vivo no te genere nada en el pecho, es hora de dejar de ser público. Cada golpe de la bata que sentí fue para emocionarme aún más por el pedazo de show que estábamos viendo.
Al fin llegó uno de los momentos más esperados, el momento de la balada más romántica del hard rock de los ochentas. La más coreada, la más emocionante: ¡’Is This Love’! La canción dejó una Plaza de la Música estallada en emoción. Todos cantamos de principio a fin este tema que más de una vez nos dejó los pelos de punta. Llegando a los últimos temas, más hits ochentosos como ‘Give Me All Your Love’, ‘Still Of The Night’ (el solo de guitarra que, personalmente, no me la saco más de la cabeza). El otro gran himno de Whitesnake fue ‘Here I Go Again’, otra vez los coros de la gente retumbando en las paredes de la Plaza.
Y para culminar la hora y media de show, ‘Burn’ de Deep Purple cerró la lista de temas, para vivir aunque sea un poco de aquellos años de David con la banda. La noche fue un éxito y este show de Whitesnake quedará para siempre en nuestros corazones hardrockeros nostálgicos que nos convirtieron en estos empedernidos servidores del rock.

Crónica por Carla Ortiz y Fotografías por Dayana Olmos.

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