COSQUIN ROCK (EL DOCUMENTAL): "Más rock por favor"

Cuando de Cosquín Rock se habla, todo se resume a encuentros humanos en medio de música. En su aniversario número 15, sigue siendo un evento que ha trascendido estilos, generaciones y fronteras. Ya no es sólo nuestro.
Y así lo muestra el documental ‘Cosquín Rock XV – El Rockumental’, dirigido por Francisco ‘Frasco’ Mostaza, quien de manera muy acertada logró capturar la esencia de un fenómeno como este.
La avant premiere se realizó en el marco de un ambiente familiar, donde se respiraban las ganas de repasar los mejores instantes de quince años de rock con sello cordobés. Tras finalizar la última publicidad, ya todos sentados, murmurando lo que cada uno creía que se venía, comenzó el show. Y dio de qué hablar, como siempre.
José Palazzo, uno de los fundadores es la voz principal de anécdotas que involucran a Pappo Napolitano y su perro Cactus, a Charly García y su demora de siete horas en llegar a tocar mientras una multitud se enloquecía esperándolo, a Pity Álvarez y su extraña adicción a las bebidas alcohólicas claras como el agua, a un sinfín de historias que surgen de la extraña mezcla de melodías y egos.
Pero lo interesante es que si bien Palazzo es la cara visible, la película rescata constantemente el esfuerzo de un equipo conformado por personas que empujan para el mismo lado, aunque las condiciones económicas del 2001 no hayan sido las mejores, aunque el ardid social del 2004 tras la tragedia de Cromañon haya puesto en jaque la magia de los recitales, aunque la lluvia del 2015 haya arrasado con todo lo que había a su alrededor en Córdoba: siempre todos tiraron para adelante.
Y de alguna forma, lo que empezó como un deseo de ofrecer algo más que folklore en la Plaza Próspero Molina, terminó siendo el monstruo del rock. Pasando por mudanzas imperiales a tres diferentes predios, cada una de ellas dejó un error que corregir. Y así lo define José Palazzo en las entrevistas que se van alternando con fragmentos de históricas canciones: los 15 años de Cosquín Rock llegan de la mano de muchas equivocaciones hechas a conciencia para que no se vuelvan a repetir.
Los músicos cobran una dimensión aparte. Sin ellos, se deja en claro, que no habría fiesta de quince. Sin embargo, quedan al descubierto las grandezas y miserias de astros rocanroleros que el público venera y hasta entra en trance cuando hacen lo que saben arriba de las tablas. Desde México hasta España, recorriendo cada punto de nuestro país, no quedan límites por superar. Y la ceremonia que se crea alrededor del Cosquín lo transforma en el ‘Woodstock de Argentina’.
El film dura aproximadamente dos horas. Cerca del final, se rinde homenaje a esas estrellas que lo fueran en la tierra y hoy lo son en lo alto, cerca de la luna. Ese desenlace genera el cosquilleo de la emoción, típico del que añora hacer pogo en cada espectáculo que se monta en el Cosquín.
No queda mucho por agregar. Sólo más rock por favor.

Cobertura realizada por Florencia Lanter para www.delaviejaescuela.com

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